Estando ya en el último mes del 2025
La carrera por ejecutar inversión pública en el país avanza a ritmo desigual. De acuerdo al más reciente reporte del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), actualizado al 29 de noviembre de 2025, la región San Martín alcanza un 81,6% de ejecución y se posiciona en el puesto 10 entre las 25 regiones del Perú, consolidándose en el tercio superior del ranking.
El informe gráfico elaborado por Estudios Econométricos evidencia brechas significativas entre los primeros lugares y las regiones rezagadas. En el extremo superior figura Junín, que lidera con un 90,7%, seguido muy de cerca por Piura (90,5%) y Arequipa (89,8%). Más abajo destacan Ayacucho (88,5%) y Tacna (84,1%), completando los cinco mejores desempeños de inversión regional.
En la zona media del registro se ubican regiones con avances importantes como Madre de Dios (83,3%), Amazonas (82,9%), Loreto (82,5%) y Áncash (82,3%). En esa misma franja aparece San Martín con 81,6%, mostrando un desempeño competitivo frente al promedio nacional y por encima de territorios más poblados o con mayor volumen presupuestal.
El reporte del MEF confirma además que otras regiones mantienen un avance moderado: Puno (80,6%), Cusco (79,8%), Cajamarca (78,5%), Huancavelica (78,2%), Moquegua (77,4%), Pasco (71,4%), La Libertad (70,9%), Apurímac (70,6%), Ucayali (70,1%) e Ica (69,6%). La región Lima se sitúa ligeramente por encima del último tercio, con 69,5% de ejecución.

En la parte inferior del ranking figura Lambayeque, que ocupa el puesto 22 con 67,0%; seguida por Tumbes (64,4%), Callao (61,2%) y Huánuco, que cierra la lista con 61,1%.
Los datos del MEF (2025) reflejan la urgencia de acelerar la inversión pública para cerrar brechas en infraestructura, servicios esenciales y desarrollo social. Mientras algunas regiones muestran una gestión dinámica, otras aún enfrentan obstáculos administrativos, técnicos o políticos que ralentizan la ejecución de proyectos clave.
La posición alcanzada por San Martín —puesto 10 con 81,6%— evidencia avances, pero también el desafío de sostener y mejorar el ritmo de inversión en los últimos meses del año para asegurar que los recursos asignados se traduzcan en obras y servicios efectivos para la población.




