Se cumplen exactamente 16 años de la muerte del exalcalde de la provincia de Huallaga Celso Rodríguez Vargas, quien fuera cobardemente asesinado por elementos terroristas de Sendero Luminoso en el distrito del Alto Saposoa-Pasarraya, azuzados por los opositores a la gestión del burgomaestre, acusado de malos manejos al interior de la municipalidad y desde ese entonces este crimen ha quedado impune.
Fue el 09 de agosto de 1998, Celso Rodríguez Vargas, alcalde honesto, defensor de la paz, fue asesinado cuando se encontraba en campaña política por el partido político vamos vecino este condenable hecho enlutó al Huallaga y al departamento de San Martin.
Una columna de Sendero Luminoso, incursionó un sábado 08 de agosto de 1998 en Saposoa a las 7.00 p.m., atacando a la Comisaria, donde resultaron muertos una humilde vendedora ambulante Deysi del Águila Rodríguez y Hurtado Tenazoa Sangama.
Asimismo resultaron heridos: Nora Soto Tirado, Elvis Marcial Aguirre, Richard Alvarado Panduro y el oficial Luis Sáenz Peralta.
Previo a este ataque en la plaza de Armas había una gran cantidad de moradores que asistían a un mitin convocado por el Movimiento Alianza Vecinal, cuyo candidato a la alcaldía provincial de Huallaga era el Ing. Luis Ordoñez Sánchez.
Durante el ataque a la Comisaria PNP, un grupo de terroristas ingresó a la casa del alcalde Celso Rodríguez y al no ubicarlo, procedieron a saquear su Zapatería que tenía.
Los senderistas recibían información de malos ciudadanos y opositores que odiaban a Celso, de que estaba en Pasarraya y de inmediato enrumbaron a dicha localidad, llegaron y encontraron a Celso Rodríguez en un mitin multitudinario, lo invitaron a salir y dijeron al público que solo iban a dialogar.
Celso Rodríguez, conversó cerca de una hora con el jefe de esa columna terrorista y le acompañaba su fiel amigo Salatiel Ríos Chávez, hasta las afueras de Pasarraya, donde fue asesinado vilmente con un tiro en la cabeza.
El pueblo de toda la Provincia de Huallaga lloró y condenó la actitud cobarde de los sediciosos que habían ultimado a un gran alcalde, cuyo único delito fue trabajar por su pueblo.
Celso Rodríguez Vargas, no ha muerto, está vivo en el pensamiento de todos los que creyeron en él. (Carlos Velásquez Sánchez)