De Nueva Cajamarca a la Direpro: ¿Por qué en San Martín, la ineficiencia no se sanciona, se promociona?
Y así, con un Estado que no corrige ni limpia sus instituciones, las crisis se profundizan.
Mientras la región San Martín arrastra un estancamiento en sus políticas productivas, un nombre vuelve a resonar en los pasillos del Gobierno Regional: no por sus méritos técnicos, sino por su relación con presuntas irregularidades arrastradas desde su paso por la municipalidad de Nueva Cajamarca. Pero este caso no es un hecho aislado ni individual. Es, en realidad, el reflejo de una crisis más profunda: la captura política de los espacios técnicos.
Un informe de la Contraloría General, emitido a finales de 2024, destapó presuntas anomalías en un proceso de contratación pública en la Municipalidad de Nueva Cajamarca. La adjudicación de una obra de alcantarillado pluvial, por millones de soles, fue ejecutada bajo un velo de irregularidades que ya está en manos del Ministerio Público.
La historia se repite. Cambian los escenarios, pero los protagonistas y las prácticas cuestionables se mantienen. Esta vez, el nombre de Dany Aguilar Cordero – exjefa de Logística de la Municipalidad Distrital de Nueva Cajamarca – vuelve a estar en el centro de la polémica, esta vez desde su nuevo cargo como jefa de la Unidad de Logística de la Dirección Regional de la Producción (Direpro) de San Martín.
Aunque la entidad de control no ha difundido públicamente la identidad de todos los implicados, se confirmó que los hallazgos han sido derivados a la Procuraduría Anticorrupción para que se actúe penalmente contra los funcionarios involucrados.
El paso silencioso a la Direpro
A pesar de las observaciones y el escándalo que generó este caso en el Alto Mayo, una de las personas clave de la unidad de logística de la municipalidad del Distrito de Nueva Cajamarca ha terminado – poco después de los hechos – en la jefatura de logística de la Dirección Regional de la Producción (Direpro), uno de los órganos más estratégicos del gobierno regional. Allí, hoy, se repiten las señales de una gestión trabada, con procesos sin control adecuado y un personal técnico que, bajo reserva, expresa su preocupación.
“La mayoría ya no confía en el proceso interno. Hay contrataciones que parecen hechas a dedo, y expedientes que se detienen o avanzan según la voluntad de unos pocos”, señala un trabajador administrativo de la Direpro, cuya identidad se mantiene en reserva.
Lejos de enfrentar una suspensión o al menos una medida preventiva, Aguilar Cordero fue trasladada – o promovida, según algunos testimonios – a un puesto de igual o mayor responsabilidad en la Direpro San Martín. Actualmente, maneja la Unidad de Logística, que atraviesa una severa crisis administrativa. Fuentes internas revelan un panorama de desorden, contrataciones directas sin sustento suficiente, retrasos en pagos a proveedores y un ambiente laboral marcado por la desconfianza.
La mano del poder
¿Quién toma decisiones en la Direpro? En palabras de un exfuncionario regional: “Hay una lógica perversa de premios por lealtades. No se trata de qué sabes, sino de a quién respondes. La institucionalidad está siendo desplazada por la lógica del encargo político”.
Este patrón se repite con frecuencia en las entidades del estado donde la meritocracia es sustituida por cuotas políticas. Y cuando los órganos de control como la Contraloría actúan, los implicados ya están fuera del radar institucional, ubicados en otro cargo o incluso promovidos.
Un reflejo del país
Lo que sucede en San Martín es también un reflejo de la descomposición administrativa a nivel nacional. Desde el Ejecutivo, se han debilitado los mecanismos de control preventivo y se han normalizado los cambios arbitrarios en las direcciones regionales. Esto permite que funcionarios con antecedentes cuestionados permanezcan activos, con cargos de confianza, en sectores clave.
“No hay voluntad política para sanear el aparato estatal. Lo que hay es una red de complicidades. El poder regional opera como una isla donde las reglas nacionales no aplican”, sostiene un analista de gestión pública consultado por Voces.
La obra que nunca se concluyó
En el distrito de Nueva Cajamarca, la población aún espera la culminación real del alcantarillado prometido. Lo que quedó fue una obra mal ejecutada, reclamos vecinales, y ahora un proceso judicial en curso. El daño ya está hecho.
Mientras tanto, en las oficinas de la Direpro, los expedientes se siguen acumulando. Los productores de la región, los verdaderos afectados. Y en medio de ese colapso administrativo, las decisiones logísticas se toman en círculos cada vez más cerrados y desconectados de la función pública.
¿Se puede revertir esta tendencia?
Los especialistas advierten que, si no se establecen filtros más severos para la designación de cargos clave, y si no se activa una vigilancia ciudadana constante, la región corre el riesgo de institucionalizar la corrupción como parte del sistema de gestión.
La justicia avanza lentamente. Las redes de poder, en cambio, se adaptan rápido.
OJO Leyenda de FOTO:
Director Regional de la Producción (e) Leonel Grande Arista, en conferencia de prensa realizado el pasado 14 de mayo, realizó serios cuestionamientos sobre la designación de personal que no cubren los perfiles profesionales en la Direpro.