I
¿Te has preguntado si Cristo
quiere que le celebremos
la semana santa de la forma
como le celebramos?
Una semana
santa que el mundo cristiano
dice celebrar; que el devoto
humano que se confiesa
cristiano, dice celebrar;
que el papa y una larga lista
de cardenales, curas y monjas
que tienen como sede
el Vaticano como segundo
Estado en Italia, donde se
determina la política de la
iglesia Católica, más no
del cristianismo, pero
orondos como cualquier
fiesta religiosa lo celebran.
II
Las muchas escenificaciones
que se hacen sobre el calvario
que padeció Cristo estando
un breve periodo de tiempo
aquí en la tierra, en diversas
regiones del país y del mundo
cristiano, -Lamas, forma parte
de estas escenas-, se volvió
un espectáculo turístico
tradicional, pero no
una escena de examinarse
asimismo como fue el
mandato del mismo Jesús,
cuando dijo: “examínate
a ti mismo y sígueme”.
II
Examinarse asimismo
Significa abandonarte
a ti mismo y abandonar
lo que tienes.
Que alguien tire
la primera piedra y me
desmienta esta versión.
III
Humanamente el hombre
hasta hoy no encuentra
el método de abandonarse
asimismo, dejar sus cosas
y seguirle al maestro.
IV
El papa y su alta vestidura
palaciega y millonaria
del Vaticano, jamás
podría abandonar,
pero dice ser el representante
de Cristo en la tierra;
sus representantes en
todas las iglesias católicas
que viven con abultados
presupuestos, les es difícil
abandonar el acomodado
lujo que exhiben; pero
dicen ser representantes
del gran maestro salvador.
V
Cuando Cristo llegó
en una oportunidad a una
de las muchas sinagogas,
totalmente cansado
y agitado de tanto predicar,
para su sorpresa en su propia
casa donde compartía
sus sabias enseñanzas
de las leyes espirituales
de la Biblia,
compraban y vendían
la gente como si fuera
un mercado
y centro comercial,
a puntapiés y latigazos
expectoró a tanta gente
equivocada que decía
ser su representante
cuando en la práctica
eran unos simples
negociantes.
VI
Negociaban la fe
que decían tener
a cambio de oportunidades
materiales
que anhelaban tener;
negociaban
su “pulcra” vida moral
para impactar
y conquistar con facilidad
a mucha gente
con mucha debilidad;
negociaban
esperanzas terrenales
a futuras vidas celestiales
exhibiéndose
como enviados especiales
cuando en realidad
eran unos tristemente
célebres y pecadores mortales.
VII
No negociemos entonces
la fe en Cristo Jesús,
porque la fe, sagrada es;
no negociemos
su sacrificio y dolor
que sufrió en esa bendita cruz,
pues esto demanda sacrificio
de quien dice creer, demanda
negarse asimismo, demanda
vestirse con un nuevo
ropaje de santificación,
no de la vanidad
y negociación como hoy.
VIII
No mezclemos
La santificación con el turismo,
el turismo solo demanda
promoción y dinero;
la santificación
no requiere ninguna
promoción,
ni mucho menos dinero,
solo requiere que carguemos
diariamente la bendita cruz
que es el símbolo
del gran valor
y eterna luz.