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martes, mayo 13, 2025
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El sexo no nos vuelve locas

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No sólo de sexo vive el hombre, dice algún menganito tratando de hacer creer que lo que quiere es amor puro y sincero. Mientras que ella pone en manifiesto sus revoluciones emocionales. Ni frío, ni caliente, ella quiere tibio o no quiere nada. Ni chicha, ni limonada. Automáticamente empiezan a aparecer los adjetivos y las causas ante tales actitudes femeninas: “está con su regla”, “debe ser el síndrome pre-menstrual”, “quizás sea una menopausia temprana”, “la dejó su marido”, “debe estar con la depre”, “le falta su agarre”, “le falta sexo”, “le falta un hombre de verdad”, en fin, le falta sexo para que sea feliz, entre otras bravuconadas. Y todo alrededor de la mujer; y sus emociones tienen que ver exclusivamente con el sexo y sus variantes.

Para ellos, nosotras somos locas, complicadas, alteradas y emocionales. Así, de la nada. Lo dicen tan sueltos de huesos y tan seguido, tanto hombres como nosotras las mujeres. Ante la más mínima alteración de “cómo se comporta una persona normal”, ¡zas!, aparece ipso facto, ese calificativo que nos reduce a un ser que está trastornada por la falta de sexo.

Veamos al sexo opuesto. Miren la gran diferencia. Los mismos hombres y mujeres, al percibir en un hombre alguna alteración en su conducta piensan: “debe estar pasando por un problema, por un mal momento o que está teniendo un mal día”. Esto se traduce así: “debe estar estresado”, “tiene problemas de dinero”, “trabaja demasiado ¿así quién no se cansa?”, “quizás le robaron”, “debe ser su familia”, “dicen que su mamá ya está en las últimas”, “¡cáncer a la próstata!”, “la diabetes”, “la calvicie”, “su novia está con él, por interés”

¿Acaso alguien piensa: “debe ser una especie de climaterio avanzado”, “su mujer ya no quiere tener sexo con él, porque es aburrido en la cama”, “nadie quiere tener sexo con él”, “seguro la tiene corta”, “ya no le dan bola las mujeres”, “se ha dado cuenta que en lo que se refiere al amor y al sexo, es un fracasado”, “le falta una mujer con urgencia”.

Según el juicio popular, a las mujeres nos tiene y mantiene locas el sexo, o la falta de sexo. A los hombres, en cambio, les alteran las cosas realmente importantes de la vida como el trabajo, la carrera, los estudios, los bienes raíces, la salud y la familia.

Pero si seguimos esa lógica, un buen sexo soluciona todo en la vida de una mujer. Qué extraño. Para mí no es una condición determinante para tomar las decisiones que he tomado en mi vida, no me ha conseguido ningún trabajo, no me ha hecho decidir cómo, dónde y con quién quiero vivir, qué estudiar, cuán lejos viajar, cómo me pongo bella, qué observo, qué quiero…

Se dice que los hombres son más prácticos y que usan su lado racional, mientras nosotras usamos el drama, la depre, la verborrea excesiva, la dependencia crónica de tormentos diarios y nuestro popular lado emocional. Conozco muchas excepciones a esta supuesta regla. Hay hombres más complicados y densos.

Los hombres no necesiten sexo para resolver sus paltas existenciales, un buen psicoanalista, quizás. Pero mis oídos aburridos jamás me han hecho decir: ya olvídate hombre, lo que necesitas es salir y levantarte a alguien.

Somos tan complejas como cualquier otro ser humano, no importa el sexo ni la orientación sexual. Todos tenemos problemas, malos momentos, malos días, malas temporadas o hasta un mal año (o quizás toda una década). Muchos necesitamos hablar de lo que nos ocurre para ver más claro, otros lo procesan en silencio y aunque la procesión vaya por dentro, por fuera no hay una carita feliz, porque simplemente no podemos ser caritas felices todo el tiempo. Qué dolor de mandíbula daría eso.

No por eso somos unas locas complicadas. Eso se llama vivir. Punto. Deberíamos quitarnos ese prejuicio de nuestras mentes y bocas.

Repito, si un revolcón es la medicina perfecta para que las mujeres dejen de hacer tanto problema y joder con sus rollos, entonces la vida es más fácil de lo que yo pensaba. El hombre sí tiene problemas serios y yo que pensaba que estábamos en desventaja.
Así es que, muchachos de todas las generaciones ya sabemos que el sexo tampoco es para volvernos locas.

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