Amigo Nómada, ansiosos de paz y de desconectarnos del mundo llegamos a Shapaja, una comunidad ubicada en la provincia y región San Martín a apenas 20 kilómetros de Tarapoto, dirigiéndonos por la carretera que lleva a Chazuta.
En este pueblo hay playas de arena fina, blanca, como si se tratase de un paisaje de playa tropical del litoral, no de un pedacito del paraíso encallado en la Amazonía, al costado de uno de los principales tributarios del río Amazonas, el río Huallaga.
Esta es la playa El Pecador, nombre que fue puesto por Coco Marcelo, un empresario del turismo en Shapaja que ha puesto un recreo campestre con el que es identificado el pueblo en el presente.
Aquí pueden venir los que quieran desahogarse de sus días en la ciudad y gozar de buena comida, paisajes exquisitos y una que otra cervecita.
Nuestra ruta no acaba aquí, apenas hemos empezado. A nosotros, nos gusta más el romper con lo tradicional, así que nos vamos a un lugar para desconectarnos. Recorremos un promedio de 15 minutos en el río Huallaga y a cada segundo nos distanciamos más de la tecnología. A estas alturas los celulares son implementos absurdos y eso qué bien se siente.
Llegamos a nuestro destino, este es el Estero, se parece a la playa El Pecador, solo que aquí no hay gente, no hay carpas, no hay tiendas para comprar cerveza, no hay celulares. Llegamos al atardecer y eso le da al paisaje un color impresionante.
Qué pleno es estar en este lugar, en el que sin mucho esfuerzo se puede volver a ser niño. Mire en qué nos convertimos nosotros.
Al dia siguiente exploramos más los alrededores. Visitamos a los pescadores, pues en este lugar hay muy buena disposición del agua para entregar sus frutos y algunos son realmente extraños y bellos. Uno de ellos es el quishichocunchi o canero, el más grande todos los caneros, ese pescadito que se mete en los agujeros más incómodos del cuerpo.
Aquí todo se complementa. Tenemos naturaleza plena en todos los lados y ángulos. Atrás, adelante y al costado, todo es realmente bello.
La playa de arena es el complemento. La soledad con la compañía de tus pensamientos son la esencia.
Ahora volvemos a La Playa El Pecador, de donde partiremos hasta otro lugar, también bendecido. A 10 minutos de Shapaja, uno se encuentra con esta pequeña caseta, en la que pobladores de la comunidad nativa Nuevo Lamas, le dan la bienvenida. Este es el ingreso al camino que nos llevará hasta la cascada de Pucayaquillo. Y destaco el ingreso al camino, porque este también tiene mucho de hermoso.
Más adelante encontramos el objeto de nuestra búsqueda. Se trata de las cascadas de Pucayaquillo. Dígame si es que no parece que hemos entrado a un lugar sagrado. Estas aguas no solo se sienten limpias… Son muy limpias y la prueba es que el agua casi turquesa, cuando nadamos por debajo, se ve muy chévere.
Este es un como un bautizo en el que participa directamente la mano del universo entero, diciéndote a gritos, como suenan al caer las aguas de esta cascada, que la vida es una y hay que disfrutarla sin miedos, ni prejuicios.
Amigo Nómada, hemos gozado con el alma este lugar, se lo recomendamos, mucho, si quiere por ejemplo desconectarse de la tecnología y reconectarse con la naturaleza.