El ciudadano; Alberto Kenya Fujimori Fujimori, según una reconocida periodista especialista en investigación habría nacido en el barco que trasladaba a la familia nipona desde la prefectura de Kyoto hacia el Perú, adonde arribaron un 28 de julio del año 1936.
La adopción de la nacionalidad peruana, era aceptada de buen grado por el personal de Migraciones, con tan solo la declaración de que había nacido precisamente el día de la Independencia Nacional.
Según la teoría de Cecilia Valenzuela, Alberto Kenya habría nacido antes del 28 en aguas internacionales, con lo que en realidad; sería un ciudadano japonés.
Si (con el transcurso del tiempo), el destino no hubiera determinado lo contrario; en cuanto a que participe en las Elecciones generales que lo llevaron a la Presidencia de la Republica, tal elección no habría alcanzado mayor connotación, pues siendo peruano tenía el derecho expedito a ser elegido.
No siendo un connacional, como lo afirma la colega Cecilia, nuestro ex rector de la Agraria; Alberto Kenya, pasó a ser el 7° Presidente peruano de nacionalidad extranjera que ha tenido el Perú a lo largo de su historia republicana; en los casi doscientos años que se cumplen al año 2021.
La ascendencia Japonesa del Sr. Fujimori no afronta demérito alguno, por el contrario conceptos como el Honor, la Dignidad, la Justicia, el Deber y el Respeto, son y han sido siempre cartas de presentación y garantía, para originarios o descendientes del gran país del Sol Naciente.
La evolución del movimiento político fundado por el Sr. Fujimori a partir de 1990 ha sido el producto o la consecuencia de una serie de prácticas no convencionales llevadas a cabo por personajes que se fueron insertando en el trascurso de su trayectoria, con resultados negativos.
Ningún emprendimiento grupal con pretensiones totalitarias en ningún país del mundo ha logrado después de acceder al poder; eternizarse en él, el sentimiento de libertad es innato en todo ser humano.
La historia nos lo recuerda; se puede engañar a mucha gente, mucho tiempo pero no, a toda la gente, todo el tiempo.
Se acerca la noche para el Fujimorismo; si es cierto que peruanas y peruanos de sectores empobrecidos, creyeron en la posibilidad de, que el descendiente de una familia de japoneses, caracterizados en el Perú, por su seriedad y honradez, habría de cumplir con sus promesas, ser absolutamente honrado, digno y respetable.
Tal vez pudo ser así, lo que nadie consideró fue la maligna y perversa influencia de hombres y mujeres tóxicos que se acercaron raudamente al hombre que en solitario se aproximaba al sillón presidencial, Martha Chávez y Vladimiro Montesinos, ambos abogados, con altísimos coeficientes intelectuales pero desagradecidamente orientados hacia la manipulación perversa y el provecho propio. La captura de las Instituciones tutelares de la Patria, el poder omnímodo el tráfico de drogas y armas, el sometimiento de las FF.AA., el manejo de la Justicia, y lo más aberrante; tomar la vida de gente de los sectores más sufrientes del país.
No le cae la noche al fujimorismo por ingratitud del pueblo, tampoco por una campaña contraria, o porque se enfermó y dejó la actividad política.
El retiro obligado de Alberto Fujimori, determinó la aparición de Kenji y Keyko en el escenario político nacional; primer gran error porque desapareció al partido y segundo porque el poder político no se herede, eso ocurría hace miles de años con las dinastías en Japón y la China.
El brutal alejamiento de Susana Higushi, luego de los maltratos físicos y la penosa suplantación de su hija Keyko en el cargo de Primera Dama, golpearon duramente el corazón de la gente más humilde, que no aceptaron nunca, cambios tan radicales.
No hay lugar en el escenario para; Alberto Fujimori, Alan García Pérez, tampoco para Alejandro Toledo, ni Lourdes Flores, Gregorio Santos, ni Acuña, ni Aranas.
Asistimos a la agonía de sus tiendas políticas, llevadas al fracaso por oscuras pretensiones, por creerse dominantes del fervor mayoritario. El nuestro es un pueblo que ha sufrido demasiado; por dos largas centurias de vida republicana jalonada de robos y usurpaciones, de negaciones a sus derechos y abuso del poder.