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jueves, diciembre 5, 2024
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Soy mujer pero Keiko no me representa

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La mujer que me representa ha de saber luchar e identificarse con el dolor humano…

La mujer que me representa ha de tener una activa vida política e ideologías claras… aceptando sus errores como cualquier ser terrenal.

La mujer que me representa podría no estar de acuerdo con su madre, podría querer romper con el linaje materno, podría no comulgar con sus posturas, pero jamás ser indolente ante la violencia ejercida sobre ella y minimizar su sufrimiento.

La mujer que me presenta, no por ser madre ha de ser perfecta, santa, única, pero sí clara en sus ideas para encaminar la vida de sus criaturas, respetando y reclamando derechos: de las que se quieren, de los que se aman (gays), de las que les arrancan la inocencia, de las que deciden abortar, de las que son violentadas y sienten que no habrá otra vida para ellas.

No te equivoques, compañera, el que sea mujer no debe cegarnos, no debe dejar de hacernos ver que no es íntegra, el que sea mujer no puede hacernos olvidar que siempre ha estado de acuerdo y ha minimizado las acciones del dictador, su padre. Es necesario recordar, compañera, que fue la primera dama de un gobierno que mató a personas que no compartían con sus ideas, un gobierno que torturaba y secuestraba periodistas, que compraba medios de información ¿te suena las vírgenes que lloran? Solo por poner un ejemplo. Amiga, infestaron nuestras casas con programas de televisión que adormecía la mente de la gente (lo cómicos ambulantes, la señora Laura, ¿te acuerdas?), hasta ahora no podemos salir de eso. Fue primera dama de un gobierno que recortó derechos laborales y con el tiempo se ha vuelto más inestable nuestra situación laboral (seguramente yo también seré una desempleada si ella gobierna, pero da igual lo que pase conmigo, compañera, sumemos y restemos lo que le pasaría a nuestro país), ese país que cuando hablas de él, se te infla el pecho…

La mujer que me representa, la mujer que nos representa no podría ser una que se hace de la vista gorda ante los 6 mil millones de dólares desaparecidos en el gobierno de su padre. La mujer que me representa sabría decir sin titubear cómo llegó a ser profesional, que su educación no le costó a un pueblo entero. La mujer que me representa se preocuparía por políticas de derechos sexuales y reproductivos de las familias pobres, no les quitaría la potestad de decidir si quieren ligarse y por qué deben ligarse; porque para ser madre o no, siendo nuestros cuerpos, lo mínimo que merecemos es poder decidir.

No confundas, compañera, nuestra lucha por ser personas de plenos derechos, nuestra lucha por tener representatividad, no confundas nuestra lucha por tener el mismo sueldo que el de los hombres haciendo las mismas cosas, no confundas nuestra lucha por reducir el porcentaje de mujeres pobres, no confundas, amiga de la vida, nuestra lucha porque no nos violen si viajamos solas, nuestra lucha para que no nos acosen en las calles. No podemos confundir, compañera, nuestra lucha porque se nos reconozca como personas con fuerza, con pasión, con inteligencia, con poder de decisión, por zafarnos de las etiqueta de “sutil”, “delicada como una flor”, “sacrificada por los demás”.

Si hay algo que no va a sumar, compañera, es decir que Keiko por ser mujer tiene que gobernar, dando lugar al apellido que tanto daño nos hecho, tanto daño ha hecho a ese país del que te enorgulleces.

Discúlpame si te invado, pero ya muchas luchas y pendientes tenemos en nuestras espaldas para que además, tengamos que cargar con la imagen de una persona que levanta la bandera de nuestras causas sin sentirlas.

Un vez más, compañera, digamos una vez más… Soy mujer, pero Keiko Fujimori… No me representa.

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