La belleza es una emanación interior”, reflexiona Yayo López, observando una y otra vez los rostros de sus retratadas. Mira a Emiliana, sus trenzas largas, su mirada profunda. Sentada casi sobre el suelo, frente a su cocina a leña, un rayo de luz la ilumina desde la ventana de su casa en la localidad de Mallkini, provincia de Azángaro (Puno). Él la recuerda: es tejedora, su esposo pastor; participan en un proyecto de mejoramiento genético en la zona alpaquera más grande del Perú. Yayo la vio y siguiendo su instinto la retrató. La encontró tan bella como a Romy Arce, a quien fotografió en Tarapoto, subida en su moto y con su perrito Leo dentro del bolso; tan hermosa como una niña de Vicos, en Huaraz; y tan atractiva como Mariquita Palma Nonones, la octogenaria chinchana que bailó en el video de “Lola”.