La voz del editor
Por: Lenin Quevedo Bardález
Ayer realicé una caminata por la parte alta de Tarapoto y descubrí que hasta en los más recónditos parajes, uno termina ubicando a seres humanos. La ciudad y sus campos se encuentran muy intervenidos por el hombre, sin embargo no pierden esa belleza dramática de nuestra Amazonía.
Partí desde la Villa Autónoma y fue sorprendente conocer la facilidad con la que uno puede ausentarse de la ciudad, en menos de cinco minutos. Desde arriba, unos 300 metros por encima de la Tarapoto tal vez, uno se da cuenta, que a pesar de las apariencias, aun somos una ciudad pequeña, luchando por ser cada día mejor.
En nuestra sección “La foto del día” incluiré una toma de lo que he visto ayer. No es solamente aquello, sino que además, se da cuenta que Tarapoto es desordenado, muy desordenado, no tenemos un desarrollo urbanístico adecuado, es más, a secas no tenemos un desarrollo urbanístico.
A eso se suma el ruido de motocars. Una vez en la parte alta de la ciudad, existe un rumor permanente. Es como si todas las voces, motocars, autos y pasos, se agolparan en un solo elemento. El rumor es excesivo y nos hace entender que Tarapoto es en verdad bastante ruidoso, cosa que los turistas critican mucho y sobre ese particular nuestras autoridades tampoco hacen algo realmente importante.
El último es un aspecto característico característico de nuestra amada ciudad, que debe ser mejorado.