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sábado, mayo 17, 2025
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El tio Aquiles ya descansa en paz

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Y llegó el día en que el tío Aquiles Tello Flores (31.07.1930 – 14.09.2016) iniciaría el largo viaje hacia la eternidad. Fue antes de ayer, a las dos de la tarde, en esta ciudad calurosa, en donde se afincaría definitivamente después de un periplo que lo había llevado antes por Tingo María y Yurimaguas, principalmente.

El tío Aquiles fue un hombre de su tiempo. Supo valorar el proceso de más de medio siglo en el que la humanidad dio saltos tremendos y que cada salto parecía darnos la esperanza de construir una sociedad mejor y más justa. Fue un protagonista porque sus reflexiones de las transformaciones tecnológicas le dieron oportunidad de crear sus propios juicios y los transmitía a todos porque él se consideraba un armador de ideas, de iniciativas. Como conversador entusiasta tenía el don de generar expectativa y crear también nuevas visiones, nuevas valoraciones. Sus conversaciones eran momentos magistrales porque infundía y despertaba emociones.

El tío Aquiles era el hombre de las soluciones. Jamás le escuchamos que le ponía ´peros´ a los problemas. Por ejemplo, cuando visitó Chazuta por primera vez, en una conversación con mi tío Víctor Hugo Arévalo Tenazoa, le dijo que los malos pasos del Chumía y el Vaquero, podrían eliminarse lanzando solamente dos bombas atómicas… ¡y asunto solucionado! ¿Cuántos no recuerdan que alguna vez hayan recibido una idea de solución a sus problemas?

Pero, ¿qué recordamos de mi tío Aquiles Tello Flores? Sus muchísimas amistades quizá recuerden de él su espíritu de integración, el haber sabido cultivar amistades y mantenerlas siempre. Su gran espíritu de sociabilidad y una vinculación a todo lo que significaba participación y colaboración. Su gran espíritu de emprendedor hizo de él empresario en varios campos: en la mecánica automotriz, donde él fue realmente un maestro, en los negocios de repuestos automotrices, en la ganadería, en la distribución de combustibles, en la forestería, en donde puso lo mejor que él tenía: su pasión, su entrega y sus convicciones.

Toda mi familia tiene una deuda tremenda con mi tío Aquiles. Su apego y vinculación permanente a la familia Arévalo, y que lo demostró en todos los momentos en que fue necesaria su presencia, son hechos que han quedado en nuestra memoria porque jamás buscó pretextos para no estar al lado de los que él consideraba suyos. Y también, la familia tuvo hacia él respetos y afecto. ¿Cómo no recordar los paseos de las tardes domingueras cuando en su vehículo llevaba a un tropel de sobrinos al río? Y nosotros le seguíamos porque estar con él era disfrutar de las emociones del deporte, del juego, más aún cuando él creía personificar a Tarzán de los Monos.

Su eterna juventud y su permanente sentido del humor fue un bálsamo en nuestras vidas. El tío Aquiles nos deja recuerdos y enseñanzas. A pesar de que vivimos en una sociedad casi degradada, supo infundirnos fe, la esperanza en un mundo mejor; nos prodigó su afecto y no era necesario que lo dijera, porque sus acciones y su trato lo decían mejor que un millón de palabras. Y no podemos dejar de decirle a tío Jovita, quien sería su esposa, que a ella y a nuestros primos, el dolor de este momento es también de toda la familia y de los amigos, a quienes tío Aquiles nos enseñó con su actitud que la vida debe seguir. Que el vínculo de familia debe arraigarse más. Este es el mensaje y legado de nuestro tío porque fue también un hombre extraordinario. ¡Descansa en paz, tío Aquiles!

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