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sábado, mayo 10, 2025
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Toroyacu o los 10 kilómetros más bellos en el bosque de la provincia de Lamas

PARA CAMINAR EN BOSQUES VÍRGENES

Una piedra de aproximadamente 130 metros adorna parte de la ruta
Una piedra de aproximadamente 130 metros adorna parte de la ruta
Esta es la cascada de más de 100 metros...
Esta es la cascada de más de 100 metros…

Si es que usted es sanmartinense o amazónico, debe llegar a este lugar por lo menos en una ocasión.

Por: Lenin Quevedo Bardález

Amigo Nómada, hoy visitaremos junto a sus ojos un lugar maravilloso guardado en el bosque de la Cordillera Escalera ubicado en el distrito de San Roque de Cumbaza, área que es administrada por el Proyecto Especial Huallaga Central y Bajo Mayo del Gobierno Regional de San Martín y que en el presente se encuentra en muy buenas condiciones, tal como pudimos comprobar.

Empezamos la ruta subiendo una enorme cuesta por el cementerio de San Roque. Empezamos el camino con mucha paz y viento, con árboles que hablan fuerte al ser sacudidos. Es una hora de una subida interminable para llegar hasta un lugar relativamente llano, copado de árboles y vistas increíbles. Se trata del filo, que es el lomo de un cerro que tiene a un lado la Cordillera Escalera y al otro a su área de amortiguamiento con algunos sembríos.

Tras algunos minutos de descanso, unos 30 minutos sin mayores accidentes, volvemos a subir una cuesta, esta vez durante tres o cuatro horas, pero de manera relativamente cómoda hasta llegar a los 1400 metros sobre el nivel del mar, en el punto más alto del camino.
Aquí el suelo se convierte en una alfombra con resortes. El suelo, no es tal, son en realidad raíces entrecruzadas de manera tal que da la impresión de caminar sobre algodoncillo o nubes o algo aun más poético.

Después de cuatro o cinco horas se llega hasta las quebradas que le dan nacimiento al río Cumbaza. Nos referimos al Yuractío y el Cumbacillo. Es en el Yuractío en el que hay una enorme piedra de más de 50 metros, que pareciera ser una pequeña calle en medio del bosque. Hasta acá hemos caminado cinco horas y aun falta. Tras ocho horas de caminata nos encontramos con un tambo. Allí pernoctaremos y para eso nos preparamos.

Segundo día
Si ayer vimos una pequeña calle escondida en medio del bosque, lo que hoy nos toca observar es una gran avenida. No sé ustedes pero yo nunca he visto una piedra tan grande como esta. Nos encontramos con el Atunrumi, o piedra grande. Del ancho de una carretera de por lo menos seis carrilles, en medio de ella corre una quebrada que la adorna hasta llegar a su extremo inferior 130 metros más abajo, donde una pequeña caída de agua le da al paisaje un encanto inimaginable.

Ya abajo, caminando por el curso del agua unos 50 metros, usted puede encontrar la cascada de Rumiyacu, que es un pequeño regalo, antes de llegar a nuestro destino final. Realmente hermoso

Para llegar a Toroyacu, debemos bajar 200 metros desde la Atunrumi, lo que ocasiona algunas molestias en las rodillas para quienes no están acostumbrados.. Llegamos hasta los 900 metros sobre el nivel del mar y es aquí donde encontramos el paraíso. Atunrumi es realmente un lugar en el que Dios ha puesto esmero por hacer algo bello. Con sus dos cascadas, una al lado de la otra, y un bosque aparentemente infinito a nuestro alrededor, estamos en un lugar envidiable. Mis acompañantes, dos Daniels llegados desde Alemania, a mi lado me dicen que es lo más bello que han visto en su vida con una sonrisa que muy pocas veces podrán repetir y en ese momento todos nos dedicamos al ejercicio de olvidar.
Para eso está esta selva, para borrar de la mente y del cuerpo las heridas de los días. El agua limpia que renueva los músculos, como si se tratara de una sustancia que ingresa a las venas y arterias, capaz de desaparecer el dolor y el agotamiento de las horas. El viento que acaricia el cuerpo sin rubor, como si fuese la naturaleza entera entregándose. El calor que rescata sudor, que brota como el olor de un tiempo olvidado, esa esencia propia que tanto se ha ocupado la industria en hacer que olvidemos.

Todito eso pensamos mientras sentados vemos el horizonte pintarse de naranja en la hora más deliciosa del día. Mientras el viento acaricia nuestros cuerpos y las hojas de cientos de árboles que braman se desparraman como lluvia sobre la quebrada que nace de la salvaje catarata de San Roque de Cumbaza. La Toroyacu o Sunipi Causani, que significa algo así como “Allá a lo Lejos” o “Donde no Llega Nadie”.
Amigo Nómada, si es que usted quiere impresionarse no dude en visitar Toroyacu, claro, si cuenta con un estado físico que le garantice caminar ocho horas. Esto está ubicado en la Cordillera Escalera y es cuidado por el Proyecto Especila Huallaga Central y Bajo Mayo, felicitaciones a ellos por el trabajo que realizan, al cuidar lugares pristinos como estos.

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