
Una muestra de lo que no debe ser la Navidad se ha producido en los predios de la UGEL Mariscal Cáceres. Los que ahí trabajan, tienen el privilegio de distribuirse, como un bono a la “productividad”, determinados saldos presupuestales, aparte del aguinaldo que se les paga en planilla. Los saldos que se distribuyen son considerables y que podría alcanzar a dar a cada uno, un mínimo de 300 soles, es decir, una “aguinaldo adicional”. Pero, pese a desearse los mejores parabienes por las fiestas y chorrear toda la verborrea acostumbrada de amor, paz, fraternidad, etc. etc. a la hora de distribuirse la platita, unos son mejores que otros.
Se sabe que el jefe de Operaciones, que procede además desde las canteras sindicales del gobierno regional en Juanjuí con ben criterio, quiso hacer una distribución equitativa pero los nombrados y permanentes que se consideran los de mayor status dijeron no. “A nosotros nos dan 400 soles y a los demás lo que sobra”. De tal suerte que la “comisión” estableció ocho categorías que recibieron desde los 400, hasta 100 soles los “menos importantes” en vales de consumo. La pregunta de rigor es: ¿Los que recibieron 400 soles trabajan más que los que recibieron 100? ¿O ser empleado de limpieza es menos importante que estar de funcionario? Todo esto en Navidad y en el sector más importante de la vida pública: EDUCACIÓN. Aquí habría que parodiar ese viejo dicho: “Andando entre carnívoros, donde se encuentra una presa, se acaba la amistad”. Y adiós espíritu navideño. (Carlo Augusto Pérez Pérez)