Las dramáticas imágenes de los brazos de los jóvenes trabajadores batiéndose desesperadamente pidiendo auxilio a través de rendijas en la pared (pues no podían salir de su “centro de trabajo” que se estaba incendiando –en Lima, Perú- porque estaban encerrados bajo llave por sus empleadores) ha conmocionado a la opinión pública poniendo “sobre el tapete” ¡ay! una vez más, el terrible tema de la esclavitud laboral que aún infecta a nuestra humanidad, desnaturalizada por el materialismo abyecto.
Esta escena tan desoladora nos recordaba vívidamente los tremendos episodios de la tan premiada película Ben Hur, en especial, la parte en que los esclavos remadores – encadenados en los tobillos- no podían liberarse cuando su barco estaba hundiéndose…Ahora, no ha sido el agua sino el fuego y en pleno siglo 21 (!!!)
En efecto, esta alienación infrahumana que aún vivimos está bien descrita a continuación:
“El trabajo esclavo es uno de los pilares de la economía mundial, aunque muchos creen que pertenece al pasado, hoy en día hay más de 35 millones de mujeres, hombres y niños que viven en condiciones de esclavitud; trabajan en agricultura, pesca, construcción, manufactura, minería, servicios, trabajo doméstico. Alrededor de uno de cada cinco es víctima de la explotación sexual. Se estima que en Argentina hay quinientos mil trabajadores esclavos, en Brasil se emplea mano de obra esclava e infantil en las plantaciones de café, Nestlé y Jacobs aprovechan esta situación para aumentar sus ganancias; grandes firmas tecnológicas de Estado Unidos de Norteamérica son responsables del trabajo esclavo en china, sus empleados trabajan más de doce horas diarias los siete días de la semana, muchos de ellos se suicidan. La esclavitud moderna es un “gran negocio”, genera más de ciento cincuenta mil millones [150 billones] de dólares en ganancias anuales que equivale a la suma de las ganancias de las cuatro empresas más rentables del mundo.” (Fuente: The Global Slavery Index)
Esto también ya ha sido señalado en sus causas profundas, por el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière remarcando que:
“La decadencia de la civilización materialista demuestra, sin asomo de duda, el monstruoso error en que incurren aquellos para quienes (…) la vida no tiene sino un solo fin: “enriquecerse”, elevar su situación social y material; aquellos para quienes el amor al prójimo, la fraternidad, la propia perfección, el desprendimiento interior son letra muerta, u objeto de risa o, aún más, de malentendidos, discordias, y a veces de golpes.”
Es el caso de quienes encierran a sus “empleados” (mejor dicho, esclavos laborales) pues nada tienen de “amor al prójimo”, “fraternidad” ni mucho menos “desprendimiento interior”, sino que están llenos de ganas de “enriquecerse” sin escrúpulos y abusando de otros seres humanos.
El materialismo y la “cultura” del “libre” mercado con sus dogmas, falacias y cuentos de “emprendedores” (ocultando la inmensa cantidad de negocios que cierran y quiebran además de las ingentes cantidades de personas “hipotecadas” –esclavizadas- por los bancos) repitiendo como loros también la maléfica concepción de ser “competidores” o “competitivos”; sigue produciendo una barbára deshumanización olvidando que el:
“Ateísmo, anarquismo, socialismo, comunismo, cristianismo, teosofismo, espiritismo, todas las doctrinas son manifestadas al mundo pero sin poder ninguna resolver los problemas porque mientras el materialismo sea el que venga a ofrecer la “receta” la humanidad decididamente no podrá evolucionar en forma verdadera.”
Por ello, es indispensable reforzar la misión EDUCATIVA y cultural con valores trascendentales (ver: www.magnanet.org) tal como lo prescriben los ilustres Maestros Ven. Sat Arhats María Nilda Cerf Arbulú y José Miguel Esborronda Andrade:
“Ya en varios países se han hecho investigaciones y se ha demostrado que LA COMPETITIVIDAD NO MEJORA LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN. El hecho de que un profesor ponga a todos sus alumnos a luchar entre ellos, a competir, a ver cuál es el que se saca más nota o el que termina primero, es como si una madre pensara que sus hijos van a digerir mejor la comida si les dice que les va a dar el doble al que termine primero, y se arma una carrera en la mesa para terminar el plato… no por eso van a alimentarse MEJOR. Entonces igualmente ocurre en la educación; no solo en la educación, en la economía y en otras áreas del quehacer humano, la competencia NO MEJORA LA CALIDAD, MAS BIEN ES LA SOLIDARIDAD, el aprender a enseñar a las personas a trabajar en equipo. Entonces ya empezando por muchos sistemas que hay, no solo en la educación sino en el mismo trabajo; el poner algo digamos por ejemplo a LICITAR o a otras cosas en las que se pone a competir a varios a ver cuál es el que puede conseguir lo máximo. Entonces ese sentido de competencia impide o bloquea la síntesis porque hace que uno no quiera colaborar con el otro; ve al otro como un competidor, alguien que puede sacar más nota que él, que puede presentar mejor proyecto que él…”
Para profundizar más y mejor en esta formación armónica con la verdadera naturaleza humana (que tanto necesita nuestra sociedad) la Fundación ELIC-Escuelas Libres de Investigación Científica para Niños, invita a asistir del 24 al 28 de julio, al Noveno Congreso Mundial para el Talento de la Niñez, magno evento educativo que será realizado en San Salvador, El Salvador (informes e inscripciones en: www.elicnet.org). Cursos permanentes en Tarapoto: CASA de la CULTURA (Jr. Rioja 218), telf. 525760.