Por Willian Gallegos Arévalo
Las autoridades políticas de esta gestión se encuentran gobernando en un momento crucial para el futuro de la Amazonía peruana y hasta el momento no han hecho absolutamente nada para impulsar las políticas públicas nacionales y sectoriales en lo que se refiere a la defensa de la Amazonía. De ellos dependerá si quieren hacer historia y les estamos dando en bandeja las ideas. De nada valen los talleres, y la parafernalia de los “expertos” si quienes gobiernan los destinos de nuestros pueblos no tienen una visión de lo que se avecina y ya estamos viendo como, por ejemplo, la carretera a Lamas, dentro de dos años más, va a parecerse a una carretera en el desierto como si fuera Arabia Saudita, pues, ya no existen esos hermosos bosques a lo largo del sendero, que llenaban nuestra vista y nos emocionaban. Estamos destruyendo nuestro paraíso.
El jueves pasado promovido por la Dirección Desconcentrada de Cultura de San Martín, y el diario VOCES, Róger Rumrrill García presentó su libro “Reportaje a la Amazonía (segunda edición) y dentro del comentario de su exposición volvió a advertir sobre la tragedia ambiental que ya vivimos y que, también, humildemente, estoy pregonando, así como la campaña periodística del diario VOCES. ¿Dónde están los gobernantes? ¿Algún alcalde inteligente anda por ahí? Pareciera que estamos arando en el desierto.
A partir de sus estudios, Roger Rumrill advierte que, si seguimos con el mismo patrón extractivo y el proceso de destruir los bosques amazónicos, dentro de veinte años habrá desaparecido la Amazonia. Pero no solo es la denuncia, sino que propone medidas audaces y que no son sino las acciones que debemos realizar para que nuestra región sea sostenible, siendo dos de ellas la declaratoria de la moratoria de los bosques amazónicos y repensar el desarrollo en función del rol estratégico que cumple el maravilloso ecosistema del bioma amazónico, ultima reserva de nuestro planeta. O sea, no ver a la Amazonía como la fuente de recursos inagotables que las políticas gubernamentales de antaño impulsaban con ferocidad. Precisamente al interpretar este problema, a don Walter Grundel Jiménez vengo suplicándole que declare en emergencia el sistema hidrográfico de la Región San Martín.
Como perito del Ministerio de Agricultura y del ex Banco Agrario recorrí los bosques de los valles del Sisa, Ponaza, Shapilleja, Mamonaquihua, etc., donde pude encontrar arboles maderables en cantidad inimaginable, casi inagotable, y que me parecía estar en el Edén. Fui testigo también, de cómo, en menos de diez años, desapareció todo, absolutamente todo. El descalabro forestal total. Casi en un instante se destruyó lo que a la naturaleza le costó siglos producir. Por eso, las autoridades deberían tener mente abierta, visión y querer escuchar. Ya lo dijimos: los adulones y ayayeros no ayudan, y los “expertos” son los que realmente estarían gobernando, muchos de ellos aprendices de agronomía. (Comunicando Bosque y Cultura).