El Ministerio de Salud (Minsa) confirmó la detección de los dos primeros casos de la variante A H3N2 de influenza en el Perú, identificados en dos menores de edad, de un año y ocho años, ambos residentes en Lima. Los pacientes se encuentran bajo seguimiento médico y forman parte del sistema nacional de vigilancia epidemiológica, que se mantiene en alerta frente a las infecciones respiratorias agudas.

Desde el sector Salud se indicó que este hallazgo obliga a reforzar las acciones de prevención y monitoreo, en un contexto de incremento estacional de infecciones respiratorias y ante la proximidad de las fiestas de fin de año, periodos de mayor movilidad y reuniones familiares.

El director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC Perú), César Munayco, informó que el Perú se encuentra entre los primeros países de la región en confirmar la presencia de esta variante, junto con Costa Rica. No obstante, precisó que la probabilidad de una epidemia a nivel nacional es baja, debido a que el país no se encuentra en temporada de invierno.

Sin embargo, especialistas advirtieron que la selva peruana representa un escenario de especial preocupación. El médico en salud pública Javier Llamozas señaló que, aunque el verano reduce la propagación en gran parte del país, las lluvias persistentes, la alta humedad y las temperaturas más bajas en la selva podrían favorecer la circulación del virus. “Si esta variante llega a la selva, donde está lloviendo y hace frío, podría propagarse con mayor rapidez”, alertó.

Llamozas precisó que la influenza A H3N2 no tiene la letalidad del coronavirus, pero puede causar neumonía y otras complicaciones, especialmente si no se detecta y trata a tiempo. Subrayó además que el principal riesgo es su alta capacidad de contagio, lo que podría saturar los servicios de salud, particularmente en zonas con limitada capacidad hospitalaria, como ocurre en varias regiones amazónicas.

Ante este escenario, el Minsa reiteró el llamado a extremar las medidas de prevención, especialmente en niños y adultos mayores, considerados los grupos más vulnerables. Asimismo, recomendó evitar la automedicación, acudir oportunamente a los establecimientos de salud ante síntomas respiratorios y reforzar la vigilancia epidemiológica en la selva, donde el impacto de una propagación rápida podría ser mayor.