Entre muchos INSULTOS populares muy conocidos y usados por el pueblo, reverbera, reluce o brilla con fulgores propios aquel que señala a un tipo de persona, sujeto o individuo de baja ralea al que las comunidades denominan despreciativamente, con el término; SINVERGUENZA.
Según la RAE, Real Academia Española de la Lengua esta denigrante denominación, se aplica a personajes, desprovistos del necesario respeto por sí mismo y el deseo de que otras personas lo respeten.
Sinvergüenza; es el desvergonzado, el desfachatado, bribón, tunante pícaro, granuja, canalla, indecente, deshonesto, indigno, vil y abyecto.
Es el hombre o mujer, que de tal solo tiene el aspecto, la semejanza, la apariencia, porque en el fondo de su ser, de su pensamiento, es tan solo un badulaque, un ser patanesco un inservible para consigo mismo y para la sociedad. Un pobre diablo tan perversamente inclinado a la miseria que carece de la capacidad para estimarse.
Ejemplos patéticos de sinvergüenzas famosos, los tenemos infelizmente por cantidades industriales , un expresidente de la república , allá por los años fatídicos de la declaración de la Guerra del Pacifico; 1876 a 1879, el miserable y desvergonzado; Mariano Ignacio Prado y Ochoa que desde el balcón de Palacio de Gobierno pidió al pueblo sus aportes económicos y sus más caras joyas para comprar el armamento necesario que nos permitiera soportar la guerra que los canallas chilenos desataban contra el Perú innoblemente, luego de averiguar que nuestro ejército estaba totalmente desarmado, que nuestros soldados iban descalzos a la guerra y que no tenían armas ni municiones. Este fue el pretexto esgrimido por el mayor sinvergüenza que figura en la historia del Perú., para pedir dinero y joyas, de los que luego se apoderaría para incrementar su fortuna personal.
El gran Sinvergüenza, primero de la lista infame, el número uno entre los presidentes que l e robaron al Perú, ha motivado a muchos otros que lo sucedieron tiempo después, él es el adalid, el ícono, el gran ejemplo a seguir. Sin embargo debemos culparnos en nuestra condición de electores; el año 1,939 un descendiente directo del máximo sinvergüenza, del que se llevó para su provecho dinero y joyas del pueblo peruano un sobrino; Don Manuel Prado Ugarteche, distinguido homosexual y cabro aristocrático limeño, fue elegido Presidente de la Republica peruana. Como explicar semejante barbaridad; imposible por lo menos para el que escribe. No debió acaso el pueblo, sepultar ese apellido? En este año 2018 durante el cual nos explotó la corrupción en la cara, no deberíamos sepultar para siempre los apellidos de innegable raigambre andina; Hinostroza y Pariachi…? Humala, Heredia y otros?