Tarapoto es una ciudad donde la calidad no es un aspecto que se pueda destacar. Tan solo observe y reflexione sobre las fachadas de las casas, la atención al cliente, la comida, los servicios de capacitación y educación, entre otros. Y sí, todos conocemos las excepciones, pero siendo sinceros es más fácil encontrar un mal servicio o producto que uno bueno. ¿Por qué?
El obtener calidad empieza por la capacidad de exigirla y es en esto donde culturalmente tenemos grandes limitantes, cuando algo no es de nuestro total agrado y no cumple con nuestras expectativas no hacemos un reclamo directo y eficaz, en cambio tomamos maneras alternas de manifestar nuestro enojo, como cuchichear, evitar pagar (sin explicar el por qué), no asistir (en caso de tener clases aburridas), o simplemente conformarnos y quedarnos callados, esta última mucho más común que las anteriores.
La capacidad de exigir derechos y ser exigido comprende una cualidad de las relaciones interpersonales y la comunicación que se conoce cómo asertividad, este término fue propuesto por Joseph Wolpe y Richard Lazarus en 1958 y consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; este teoría tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos, dentro de los cuales destaco dos: Todo individuo tiene derecho a protestar cuando se nos trata injustamente. Todo individuo tiene derecho a intentar cambiar lo que no le satisface. Ambos parecen aspectos obvios pero no es así, con frecuencia en nuestra cultura uno pude encontrar individuos que por ejemplo no están contentos con la forma en que le trata la cajera de un establecimiento pero no hacer ningún reclamo al respecto, o con el plato que le sirvieron, o cuando nuestro vecino decide subirle a todo volumen a su equipo de sonido sin importarle la hora o nuestras preferencias. Claro, esta situación es de ida vuelta es muy frecuente que cuando seamos exigidos reaccionemos a la defensiva intentando asumir el mínimo grado de responsabilidad por el error y justificándonos constantemente para no resarcirlo.
Sobre esto un aspecto que puede haber influido en desarrollar esta forma de comportamiento contrasertivo es nuestro pasado colonialista, ya que en el momento en que fuimos invadidos todo nuestro esfuerzo y calidad de trabajo (orfebrería, telares, medicina) paso a ser material de poco valor, o si tuviera alguno era para el uso del extranjero invasor, aquellos que no cumplían con esa categoría tenían que conformarse con tener lo mínimo posible y bendecir si recibían algo más. Así a pesar del final de la colonia logrado con esfuerzo y sangre se nos quedó en la memoria cultural el que entre nosotros, peruanos todos o más específicamente Tarapotinos todos no debía existir criterios de exigencia, al fin y al cabo los que exigían y merecían las cosas eran los “malos”, y la verdad es que nadie quiere ser “malo”.
Desarrollar una capacidad de comunicación asertiva comprende un trabajo personal nada sencillo de realizar, hay que empezar por identificar que cosas son las que merezco y cuáles no, luego aprender a manifestar esto que se identifica, porque es muy probable que en el afán de exigir algo terminemos convirtiéndonos en ogros que están molestos con todo y al ser nuestra comunicación violenta tampoco consigamos lo que buscamos. El paso final de nuestra evolución en este aspecto es desarrollar la capacidad de entender que el otro también nos exige calidad en nuestro trabajo o nuestro trato siendo capaces de tomar la crítica de la mejor manera y procurar mejorarlo.
Desarrollar adecuadamente nuestra capacidad asertiva no puede asegurar una mayor calidad de vida porque será transversal a todo lo que nos sucede en nuestra vida, desde recibir los alimentos frescos y buen estado cuando hacemos una compra en el mercado, hasta exigir nuestros derechos laborales, o tener relaciones de pareja saludables donde cada miembro se sienta respetado y querido, porque el amor es un aspecto que también se demuestra con calidad.
Finalmente sobre este aspecto es importante recordar que nada se nos dará si primero no lo deseamos y segundo no lo buscamos intensa e inteligentemente.