Llegado el momento, la autoridad tiene enfrente dos caminos: la vida de las personas y la economía del país. Optó por la vida humana. Pocas autoridades hicieron una simbiosis: “nos guardamos a medias y seguimos trabajando para no recesar la economía”. Tanta estaba enraizada la economía que temen dejarla. Con esa economía o sin esa economía, la humanidad seguirá viviendo; aunque claro está, quizá de manera diferente.
Ese endiosamiento al dinero no solo se refleja ahora en los gobiernos, sino también en las personas de mentalidad cuadriculada, que creían vivir, solo para y por el dinero, sin importar maltratar, robar y matar a otras personas. Similares actitudes hacían con el ególatra poder, viviendo endiosándose de ocupar un cargo público y político. Contar con voluminosa masa de dinero (aunque mal habido) para lograr el poder económico y mirar a todos por debajo sus hombros. No importaban los medios con tal de obtener bastante dinero: destruir miles de hectáreas de bosques vírgenes para obtener oro en minería ilegal; envenenar pueblos enteros para obtener metales en minerías “legales”. Asesinar delante de familiares y sus pueblos a las autoridades y personas inocentes con cuchillos, con torniquete y bala, para obtener supuestamente poder político criminal. Producir coca y cocaína, comercializar droga con tal de lograr abundante dinero. Asaltar, secuestrar, matar a las personas para obtener dinero fácil. Obtener una curul en el congreso, un puesto público, ser la mujer del presidente o la máxima magistratura, solo para amasar grandes cantidades de dinero. Todas éstas acciones hacían solo pensando en el dinero. Se hacían empresas para sobornar gobiernos enteros y hacerse de mucho dinero y hacer bailar a sus autoridades con el ritmo de sus propias economías; pero, todo por el dinero. El comportamiento humano se ha sodomizado. La economía de los pueblos y las personas tuvo relación directa con la corrupción, al estilo Sodoma y Gomorra. Pues, la corrupción económica, además, estaba ligada al libertinaje y sumisión sexual. Los genios de las economías del mundo, de las gigantescas empresas, solo se enfocaban en el dinero, ojos que carecían de rabillos laterales, porque no miraban para nada el medio natural donde vivían (el oxígeno que respiraban para vivir; el agua elemento básico de la vida; el suelo donde se producen los alimentos; las plantas que dan el oxígeno, el agua y los alimentos; los demás animales silvestres que son indispensables en el proceso evolutivo de la naturaleza) No, esos malévolos ojos no miraban lo que no era billete contante y sonante. Entonces, la economía, estaba endiosada a máximos niveles inimaginables por la ceguedad humana. Los países que obtenían grandes economías por la venta de petróleo, de minerales, están muy preocupados en construir las bombas más letales, que maten a mayor número de personas, con el menor costo y en poco tiempo. Se construían lujosas ciudades en secarrones desiertos a donde solo puedan llegar gente que también ostenta mucho de éste tipo de dinero. Sus dueños derrochan excentricidades como tener de mascotas a leones, collares, zapatos, automóviles de oro.
Llegó el momento de decidir entre la vida y la economía. Como se ve, en las últimas cinco décadas la vida humana dependía de la unilateral economía, sola, huérfana, sin rabillos de ojos, sin sentimiento, sin espíritu, sin alma. No porque así sea la economía, sino por el erróneo enfoque que le daban quienes la ejecutaban. Hace poco dejó de existir el dueño de un banco y la hija expone algo así: “Tenemos tanto dinero que mi padre falleció por la falta de aire”, elemento del medio natural, que no tomamos en cuenta. No necesitamos ser sabios para conocer la vida real, en Marcos 10.17-31 y Lucas 18.18-30, se narra con claridad “16 Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? 17 Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. 19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. 22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones” Ya es tiempo que se frene ésta forma de vida extremadamente materialista, porque menos del 1% de los humanos (46.8 millones) ostenta el 44% de la economía mundial. Colocar un techo máximo de acumulación de bienes materiales por persona; a partir de allí, “anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”, cumplir el mandato de Dios, de servicio a los demás. Ésta acumulación excesiva y tonta, se refiere a bienes materiales y montos en cuentas. El humano debe humanizarse, servir a los demás, respetar su medio natural y seguir los mandatos de Dios; porque “Un día el pobre murió, y los ángeles lo llevaron a sentarse a comer al lado de Abraham.
El rico también murió, y fue enterrado. 23» Y mientras el rico sufría en el lugar adonde van los muertos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro sentado a su lado. 24 Entonces gritó: “¡Padre Abraham, ten lástima de mí! Manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y venga a refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego.” Lucas 16:19-31.