“El mundo cambia rápido / Como formas de nubes”, decía el poeta alemán R. M. Rilke en los Sonetos a Orfeo. Analizando la actual coyuntura política del Perú, diríamos que nuestro país está cambiando tan rápido como oscuras nubes de tormentas que sólo dejan dolor y desolación. Los sucesos de Tía María son un claro indicativo que algo muy grave está ocurriendo ante nuestros ojos perplejos y que la mayoría de peruanos no atinamos a resolver. Sin embargo, el año 2016, año electoral, será decisivo para que los pueblos del Perú se pongan de pie y terminen con este lamentable estado de cosas.
Lo más interesante de lo que se está gestando en las entrañas del Perú profundo es que –a diferencia de lo que pudiera pensarse- el clamor general de los pueblos no surgirá de los lugares en que los conflictos hacen crisis, como Conga en Cajamarca o Tía María en Arequipa. En estos lugares lo que se da es la manifestación más dura del malestar popular ante un gobierno y un estado de cosas generalizado que responden a un sistema caduco que tiene que ser cambiado si queremos subsistir como nación.
Es precisamente San Martín, región aparentemente tranquila gracias a inteligentes políticas del anterior gobierno regional de César Villanueva, de donde surgirá, si es que algo ha aprendido la clase política local, la vanguardia de un movimiento generalizado que debe involucrar a todos los pueblos, a todas las voces, a todas las sangres del país. No es casualidad, ni un tiro al aire o un globo de ensayo, que el Partido Político “Vamos Perú” haya invitado a Villanueva a encabezar su plancha presidencial para el año que viene.
Y es que, al contrario de lo que algunos elementos demasiado ideologizados piensan, en esta época de globalización económica, social y cultural, los grupos extremos que –con razón o sin ella- organizan y dirigen las protestas, no son los que tomarán el Palacio de Invierno. Y ello por la sencilla razón que lo que la gente quiere, en su gran mayoría, son cambios progresivos pero inexorables, y es eso lo que los peruanos de todas las regiones han percibido que ha ocurrido en los dos períodos de Villanueva: cambios inexorables ejecutados con firmeza pero sin violencia, que han transformado efectivamente a San Martín, llevándolo a erigirse -les guste o no a algunos- en un modelo de desarrollo para el país, aceptado y admirado por todos los peruanos.
Este es el capital político con que cuenta Villanueva para negociar con Vamos Perú, ya que, dejando de lado las pequeñas mezquindades de la política local regional, el hecho concreto es que en el Perú, desde Tumbes a Tacna, de Cajamarca a Puno, y de Lima a Loreto, la percepción que se tiene de Villanueva es la de un hombre centrado, moderado y firme en sus decisiones y principios, lo cual quedó demostrado para el peruano de a pie cuando, siendo Premier, se enfrentó a la argolla palaciega de Nadine – Ollanta y prefirió renunciar antes que abdicar de la independencia que le correspondía en su función.
Lo que se viene ahora es una transformación radical de nuestros referentes políticos tradicionales: Vamos Perú ha tenido que inscribirse como partido nacional, porque al aglutinar provincianos de Lima y de todo el Perú, no les quedaba otro camino ante la absurda prohibición que establece la ley electoral que los movimientos regionales no pueden participar en las elecciones generales. Absurda, si vemos el ejemplo del Reino Unido, en que el Partido Independentista Escocés, -que es un movimiento regional- al participar en las últimas elecciones cambió totalmente las proyecciones que tenían los partidos “nacionales” de ese país.
Por ello, es que se debe iniciar cuanto antes la candidatura presidencial de Villanueva, que no es sólo por Vamos Perú sino principalmente por los movimientos regionales de todo el país, marginados y obligados tradicionalmente a colgarse de algún partido nacional que los lleve como furgón de cola e imposibilitados casi siempre de llevar sus propios candidatos al Congreso. Todos ellos tienen ahora la oportunidad de negociar con Nueva Amazonia –que es también uno de ellos- y con Vamos Perú para definir las cuotas congresales y para que tengamos los candidatos que los pueblos quieren. Esto es lo que habrán de hacer los cientos de movimientos regionales de todo el país, negociando con Vamos Perú en una candidatura de unidad nacional efectivamente descentralista para poner en el Congreso a candidatos que efectivamente sientan que los representan.
La dirigencia nacional de Vamos Perú ha acertado cuando ha propuesto como candidato a la Presidencia de la República a César Villanueva, que es el único político provinciano que goza del más alto índice de popularidad en todo el país. Esto se verá apenas se anuncie su candidatura, lo que hará variar las actuales encuestas del centralismo.