Se ha anunciado la preparación de medidas económicas en coordinación con Julio Velarde, el titular del Banco Central de Reserva. Es un acierto. Velarde, además de gran economista, es un hombre sensato y muy capaz. Ahora bien, existe una decisión fundamental: el rol de los bancos y las empresas de servicios esenciales.
Hace unos días la ministra de Economía dijo: “Apelo a la solidaridad de los bancos”. Es una frase un tanto ingenua que la podemos comprender y disculpar por la inexperiencia de la ministra Alva. Los bancos, por esencia, no tienen solidaridad. En el frío, gélido diccionario de un banquero no existe esa palabra. Su esencia los conduce a ganar y punto. Son diestros en identificar oportunidades para obtener ventajas.
Fíjense en lo siguiente: el día 16, el mismo día en que empezó la cuarentena, el Banco de Crédito del Perú (BCP) distribuyó una carta a sus clientes diciendo: “Si tienes cuota con vencimiento en marzo puedes pagarla, nuestra recomendación es que procedas con el pago por nuestros canales digitales y toda nuestra red de agencias y agentes a nivel nacional”. A los que tenían dificultades les ofrecieron cronogramas de pagos por 30 o 90 días cobrándoles la tasa de interés. Finalmente, el BCP decía: “Si surgen necesidades de financiamiento nuestros créditos están a disposición de todos, clientes y no clientes”. ¡Con la cuarentena ya decretada y con la crisis mundial desatada¡
De pronto, siete días después, el BCP decidió fingir que había descubierto la solidaridad y Gianfranco Ferrari, el gerente general que firmaba la carta, difundió un video diciendo: “En una coyuntura en la que sólo podemos ser solidarios, hoy lanzamos: Yo me sumo”. Se trataba de una campaña de donaciones. El BCP ponía 100 millones de soles y pedía que personas y empresas “no importa el monto” donen. ¿Dónde? En una cuenta BCP, por supuesto. Y señalaba que los 100 millones de soles de su nuevo producto “Yo me sumo” se destinarían “a los 2.8 millones de familias de peruanos que viven en pobreza y pobreza extrema”. No ingresemos en preguntas tipo ¿por qué el BCP cree que sólo hay 2.8 millones de peruanos pobres? o ¿cómo entrega un banco ese donativo a una población informal que vive al día?
La carta y el video, contradictorios entre sí, muestran que el BCP pensó que la cuarentena que angustia al país, era una buena oportunidad para intentar limpiar su usual imagen soberbia tan deteriorada por la entrega clandestina de millonarios maletines con dinero en efectivo a la cabecilla de la organización Fuerza Popular.
Saben a cuánto equivale la generosa donación del BCP: 100 millones entre 2.8 millones de personas que ellos calculan, equivale a 35 soles para cada peruano pobre.
Entonces, nuestra ministra de Economía, debe percatarse que a los bancos no se les pide solidaridad porque en esa cuenta no tienen fondos. Lo que corresponde es que ellos también se mojen al igual que todos los peruanos. Para ser más nítido tomo esta frase del brasileño Arnaldo Dias Baptista: “No estamos todos en el mismo barco. A lo mucho, estamos en el mismo mar. Pero, unos están en yates y otros agarrados a un tronco”.
En esta situación excepcional para el mundo entero, no existen ideologías, ni derechas ni izquierdas, ni liberalismo ni socialismo. La vida humana está en juego y más aún la de los menos favorecidos. Entonces, los cobros de créditos a las Pymes, Mypes, pequeños empresarios, cuotas hipotecarias y créditos, deberían suspenderse por tres meses sin cobro de las tasas de interés, que luego pueden ser prorrateadas. No es ninguna locura lo que señalo. En Colombia ya lo anunció Bancolombia bajo el lema: «Antes que ser banco, somos Colombia».
Igual medida debe darse en servicios básicos como luz, agua, servicio telefónico e Internet. Téngase en cuenta que Telefónica, desde 1993, ya nos ha exprimido escandalosamente a los peruanos incluyendo el no pagar millonarios impuestos, de modo que tres meses no les va a causar ningún daño.
Se abren dos encrucijadas. Para los bancos: tomar la iniciativa o seguir pensando en sus ganancias. Para el Presidente de la República: demostrar con firmeza que su frase “Todos los peruanos debemos contribuir” es cierta; de lo contrario hará excepciones con los más poderosos.
Por: Umberto Jara