Mientras nos pintamos de blanco y rojo, las banderas empiezan a flamear en las calles y las escarapelas se vuelven parte de nuestro atuendo, el Perú agoniza por tanta corrupción. Una muerte anunciada que a todos nos deja asqueados.
Esta sensación de repugnancia es colectiva, entonces, ¿cómo decir ¡viva el Perú!? Cumpliremos un año más de independencia, pero no hemos evolucionado ni roto cadenas. Si bien es cierto no hay esclavitud ni estamos oprimidos, pero tenemos algo peor, robos descarados y representantes de los Poderes del Estado que hacen de la vida en el Perú, una cuestión de suerte y de una subasta por quien pone más dinero para lograr tener justicia o acceso a algún servicio.
Lo más curioso es que los protagonistas del escándalo como el Juez Hinostroza, tienen una cola de denuncias de alto calibre, que han sido empolvadas junto con tantos expedientes de peruanos que buscan justicia, esa palabra que no está al alcance de todos, solo de los que pueden pagar unos 10 o más verdecitos.
Ante esta ola de denuncias y destapes de corrupción que han formado un gran fango de lodo en donde vienen nadando sin asco alguno, han aparecido importantes datos para tomar en cuenta., como por ejemplo, la intervención de estos corruptos en casos de violación a menores y violencia a mujeres, en donde sus manos no les temblaron para dejar sin efecto las denuncias a más de un agresor. Si esto indigna, lo que sigue, es aún más alarmante.
Hago una pausa y realizo una pregunta totalmente válida: ¿Cómo llegaron estos señores a los sillones del poder? Como para reírse un buen rato, ahí va. Los exámenes de ascenso del Consejo Nacional de Magistratura para jueces y fiscales, es una sopa de letras y menciono la sopa, porque a los evaluadores de los futuros jueces en distintas regiones del país les interesa el tema gastronómico. Las preguntas de estas evaluaciones son las siguientes: ¿Cómo se prepara el ceviche de pato?, ¿Cuál es el plato típico norteño que sirven los lunes?, ¿Cómo se le conoce a Caraz y Carhuaz? Parece broma, pero no lo es, lo que sí es que es una burla a la importancia que debería tener la selección de profesionales de calidad impecable, con conocimientos superiores, con valores marcados y con un perfil psicológico apto. Pero no, así llegan al poder, facilito.
Esa es una forma de seleccionar a los jueces y fiscales, otro modo que quizás es de los más usados por quienes nos representan, es la conocida “empujadita” o “ayudadita”, como quieran llamarlo y esto se resume en el uso descarado de familiares, amigos o conocidos que les deben favores, para obviar algunas pruebas y subir al cargo que desean, sin merecerlo y sin esfuerzo alguno.
Sin duda, julio el mes de celebración de la independencia en el Perú, de esos 197 años que estamos por cumplir. Este año llega con muchas sorpresas, con toda la basura que estaba escondida. Irónicamente celebramos ser un país donde se premia a la corrupción.
Perú, cómo dueles. Nos estamos volviendo insensibles, nos sorprendemos cuando queman a una mujer pero nos dura poco, porque sabemos que en menos de un mes aparecerá otra víctima que reemplazará a la otra, así sucedió con Evy Agreda, quien fue olvidada por Juanita Mendoza, ahora toca esperar por quién olvidaremos a Juanita Mendoza.
Nos olvidaremos también de los audios de jueces sinvergüenzas y de la “señora K”, igual como nos hemos olvidado de las telarañas de Montesinos, de las agendas de Nadine, de Odebrecht y del viejito bonachón PPK…y así la lista sigue con puntos suspensivos, porque sabemos que estas historias continuarán.
Todos estamos embarrados de corrupción y esto no se limpia ni se acaba con marchas en las calles, que duran un día y después se olvidan. Todo esto se erradica con una limpieza profunda en los Poderes del Estado y sobretodo empezando por uno mismo.
El día que TÚ dejes de botar basura en la calle, dar coima a los policías, pasar la luz en rojo, no hacer nada cuando golpean a tu vecina, quedarte con el vuelto de más que te dieron en la tienda, etc. Ese día estaremos empezando a cambiar la historia del país.
Sin duda todo este cambio es un proceso lento y largo. Por eso, mientras tanto yo también quiero una empujadita, pero una buena, de repente y llego a ser congresista. Quién sabe, todo puede suceder…