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viernes, abril 26, 2024

Pueblo de Oronccoy entre la guerra de narcos y el olvido

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En los años 80, según la Comisión de la Verdad, Oronccoy era la puerta de entrada de Sendero en todo el sector de Oreja de Perro, dentro de lo que ahora conocemos como el VRAEM. Los testimonios son escalofriantes. En una ocasión, las fuerzas del orden encerraron a 120 personas, entre hombres, mujeres y niños, en una casa y les prendieron fuego. Oronccoy estaba en el ojo de la tormenta.

Treinta años después, la muerte ha regresado a “Oreja de Perro”.
A cada rato se ven muertos, uno va caminando por el monte y se encuentra con cuerpos, de quiénes serán. Uno tampoco puede denunciar, seguimos nomás, ya luego desaparecen afirma Mario Huaraya, alcalde del centro poblado de Oronccoy.

A partir del 2011, Oronccoy se convirtió en una de las principales rutas alternas la principal es la carretera que va al Cusco para el transporte de droga. Durante meses, hubo una convivencia pacífica entre pobladores y ‘cargachos’. Pero esta aparente indiferencia hacia los negocios de los traficantes de droga duró poco. Los pobladores de otros anexos cercanos a Oronccoy vieron en el transporte de la ilegal mercancía la posibilidad de ganar un dinero extra y superar la agricultura de subsistencia.

Así se formaron los dos bandos, ahora en pugna perpetua: los cargadores y los asaltantes. Estos últimos esperan a que caiga la noche para realizar una emboscada y llevarse la mayor cantidad de mochilas, asesinando a sus portadores.

Fue en ese momento en que todos se volvieron sospechosos y la paz se quebró. Por ese motivo Carmen Carrasco y su hija fueron asesinadas. Los cargadores creyeron que su familia estaba involucrada con los asaltantes que los habían emboscado y decidieron eliminarlas.

A cada rato nos llegan amenazas de muerte porque afirman que estamos reorganizando los comités de autodefensa dice Mario Miguel Orozco, presidente de la comunidad de Oronccoy.
Solo en enero ocho personas fueron asesinadas y las propias autoridades han sido asaltadas y amenazadas. El primer caso fue el de David Villano Junco, de 21 años, quien fue emboscado y asesinado de un tiro en la cabeza por otro grupo, en la comunidad San José de Socos. Luego, dos mochileros fueron asesinados cerca del límite con la zona de Totora.

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