Las posiciones que tengan sobre la construcción o no de la carretera Moyobamba-Balsapuerto será la prueba de fuego de los candidatos a la gobernación de San Martín. Pues la cosa está que arde donde se exponen posiciones contrapuestas y es el tema del día por el que los ahora candidatos tienen que encontrar sus respuestas porque se jugarán votos cruciales que, finalmente, determinarán el triunfo o la derrota. Las redes son también plataforma del debate.
El tema lo volvió a poner en agenda una alta funcionaria regional expresando su posición que, al parecer, es la de la actual gestión regional que dirige el médico Víctor Manuel Noriega Reátegui. Y es cuando los representantes del Frente de Defensa de los Intereses del Alto Mayo se pronunciaron contra dicha declaración y, además, cuestionando a la funcionaria quien, dicho sea de paso, dirige la política social de la gestión gubernativa regional.
La construcción de la carretera Moyobamba-Balsapuerto se encuentra en discusión desde muchos años. Hasta donde conozco, es que con las argumentaciones que se exponen, con dicha vía se ganará tiempo para realizar el trayecto desde Moyobamba a Yurimaguas; otra, –que sería parte del folklore regional (lo he escuchado)– es que los usuarios de la vía que tuvieran como destino la bella ciudad del Huallaga, no tendrían que pasar por Tarapoto. Un tercer argumento es la incorporación al circuito del desarrollo económico a un inmenso valle, donde –dicen— se dejan de aprovechar recursos que permanecen sin ser explotados.
Teniendo en cuenta que esta aspiración de muchos ciudadanos se ha convertido en un tema sensible y que las posiciones son ya francamente controversiales, es necesario un debate regional para que, con los argumentos en mano, se concluya sobre la procedencia o no de la construcción de la carretera. Sin embargo, es en el aspecto político donde se va tener que dar el debate por la actual coyuntura y ad portas de una elección regional. Aquí es donde los candidatos van a tener que sincerar sus posiciones y sugiero que se toquen los tres aspectos que he abordado en el tercer párrafo de esta columna.
La experiencia que tenemos es que después de toda carretera que se construye viene la devastación de los territorios con la pérdida de la biodiversidad, la desaparición de las fuentes de agua, la destrucción del paisaje y las consecuencias nefastas en la calidad de vida de todos. Como ex funcionario de Agricultura y del Banco Agrario he podido comprobar cómo esa falacia de la ´ampliación de la frontera agrícola´, con la instalación de cultivos de maíz y nuevas pasturas, la mecanización de tierras para el arroz, la extracción de madera, etc. ha tenido consecuencias desastrosas no solo en el paisaje, habiendo desaparecido irreversiblemente cientos de quebradas y riachuelos, repito.
Los políticos deben tener mucho cuidado al tratar este tema. Ya no estamos en el siglo XIX y mediados del XX, cuando las carreteras eran la solución a los problemas de interconexión de los pueblos y el tema ambiental no estaba en agenda, como lo es ahora. Será la prueba de fuego.