A todo ciudadano medianamente ilustrado le viene a la mente una estadística elaborada a nivel latinoamericano, referida a la cantidad de personas que leen libros habitualmente.
Colombia uno de nuestros cinco países vecinos, aparece en un primer lugar que deberíamos considerar histórico; Gabriel García Márquez, premio Nobel de literatura, es probablemente el mejor ejemplo de esta afición por los libros en su patria, hoy: Primer lugar latinoamericano en Lectura.
Pero así como existen esta clase de ejemplares hombres y mujeres, predestinados para realizar colosales tareas como la de inducir a la lectura a los integrantes de comunidades y finalmente a las de todo un país tercermundista como lo es Colombia, así también desgraciadamente, los hay de aquellos que por no haber sido orientados hacia el estudio y la superación personal, son incapaces de guiar a otros por la senda del conocimiento universal y cultura, peor aún, eliminan bibliotecas impunemente.
El siglo XXI, por cuyas veredas transitamos, exige una singular preparación a las nuevas generaciones en razón de los nuevos conocimientos y tecnologías que nos deslumbran y sorprenden al punto de requerir información extra. Los niños y adolescentes de hoy son “secuestrados” por la moderna ciencia a través de sus máquinas y equipos electrónicos. Niñas y niños que no hablan entre sí, que no conversan de sus vivencias, de emociones y sentimientos, de los comic´s, series, películas de ficción, héroes citadinos, juegos y muñecas. Niñas y niños absorbidos por las pantallas iluminadas que los convierten en “robots” de carne y hueso; sin afectuosos sentimientos por la madre o el padre.
El ex – alcalde Walter Grundel Jiménez decidió la desaparición de la Biblioteca Pública Municipal de Tarapoto, al ordenar la destrucción del local ubicado en Jiménez Pimentel, segunda cuadra.
Como con él; NO HAY VAINAS, desoyó opiniones contrarias de regidores y amigos que trataron de hacerle comprender que la cultura en necesaria a todo pueblo, que; aunque la desaparecida biblioteca carecía no solo de buenos libros, sino de las comodidades propias de este tipo de instalaciones, al fin y al cabo servía como evidencia de progreso y desarrollo a futuro, que aunque lenta y pesarosa, apuntaba a transformarse en una real casa de Cultura, como las que tienen todos los pueblos decentes. Hacen ya varios años que Tarapoto pasa por la vergüenza de NO tener una biblioteca Municipal; tan ignominiosa condición se la debe a un ciudadano que llegó a ser su Alcalde Provincial.
Sus seguidores dicen; No es suya toda la culpa, no es un hombre preparado, no podemos censurarlo; le falta educación.
Puede que todo eso sea cierto, ¿pero no es acaso una grave osadía que pretenda ser elegido Gobernador Regional de San Martín?