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sábado, abril 27, 2024

El Día del Periodista

Salvo mejores opiniones, creo indispensable; más que conmemorar este día, puede resultar más valido y conveniente analizar qué hacemos; en nombre del periodismo.

Obviamente, nos referimos a la buena práctica de la profesión; la información verídica, los sucesos ajustados estrictamente a lo que aconteció; la noticia “completa”.

Es probable que un porcentaje de escribas, muy reducido, y comunicadores sociales se preocupan por el mejoramiento de su lenguaje. La costumbre o rutina y no el estudio y la investigación nos retrotraen a repasar ningún tipo de texto gramatical, conscientes de que, casi de manera permanente, se escribe o habla incurriendo en error. Con gran frecuencia atentamos contra la gramática, siendo lo más lógico que la dominemos, porque es la lengua que nos sirve para expresarnos, lo que deberíamos hacer, con justeza, con propiedad, eficiencia y elegancia, tal como lo exigen los axiomas de todo tipo de comunicación social.

Más hay algo mucho más importante que tratar; quienes hacemos periodismo, desde las páginas de periódicos y revistas, o la Radio y la Televisión, ejercemos el ministerio de educar. Dictamos clases de lengua todos los días a miles de personas, tantas que nunca sabremos el número. Esta tremenda responsabilidad es solamente nuestra y debería permanecer en nuestro fuero interno, para alentarnos sin cesar hacia la superación.

Como en otras profesiones hagamos un juramento; si mi diario trabajo vá de la mano con un mensaje didáctico, pedagógico y por lo tanto formativo es un deber para mí, optimizar mis conocimientos, educándome más y mejor para: Educar.

Este modesto mensaje; ojalá sirva para alimentar la inquietud de los jóvenes; de los que recién se inician ó tal vez le resulte conveniente a los que tienen ya la bandera enarbolada en el elevado y exclusivo mástil de la consagración.

Pero la gran verdad es que todos requerimos de un certero, crítico y reflexivo análisis en torno al nivel de lenguaje que utilizamos diariamente.

Seria reconfortante, que el análisis sugerido, se constituya en una práctica constante orientada a solucionar los problemas del lenguaje en el campo de la comunicación.

Nuestra mayor preocupación debe ser sin ninguna duda; la repercusión que, en los jóvenes y sectores populares alcanza el descuido, o también censurable irresponsabilidad en la forma de escribir, para esos sectores, lo que escriben los periodistas tiene el rango de correcto. Subsiste la idea de que el periodista es muy enterado en el manejo del idioma, y en realidad así debería ser. El reportero que se conforma con serlo está perdido.

Sólo con la lectura, el hombre se culturiza, el periodista puede mejorar a base de voluntad y empeño. Tal vez no existe profesional en el mundo como el periodista que escribe diariamente para que lo oigan o lo lean miles y miles de personas, lo cual es un delicado compromiso y una tremenda responsabilidad.

 

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