Por: Alonso Ocampo
Salvo la dirigencia de Nueva Amazonía y del actual Presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva, quien incluso le daba su espaldarazo asistiendo a reuniones organizadas por el resistido Cisneros Olano, no conozco sector social que no se haya pronunciado en contra del Decano del Colegio de Notarios de San Martín por su enfermiza obsesión en impedir el concurso de plazas notariales en nuestro departamento.
En todo este último tiempo ha hecho gala de insuperable antipatía personal, además de descortesía y procacidad, “aquí hay purito maricón” dijo alguna vez, como muchos recordamos, refiriéndose a periodistas tarapotinos.
Independientemente de cuál de las tres acepciones que quiso darle a la palabra “maricón”, lo que quedó flotando en el ambiente es que el notario Cisneros Olano tendría algún tipo de súper poder ya que con tan categórica afirmación dejó expresa constancia que también puede legalizar la mariconada a simple vista aunque de repente su olfato también cumple esa función poniéndolo en alerta ante la cercanía de algún maricón.
La posibilidad de tener más notarios en todo el departamento de San Martín, ha desatado una guerra de todos contra uno, la sociedad civil contra un notario que definitivamente no supo prepararse para la llegada de nuevos tiempos y desafíos. Si su lucha fuese por la institucionalidad y defensa del ordenamiento jurídico de la nación seguramente contaría con el respaldo de otros ciudadanos, pero él se ha encargado de demostrarnos que es lo último que le importa.
Pero nadie, absolutamente nadie, le hizo llegar su agradecimiento al notario Cisneros Olano por demostrarnos fehacientemente que la angurria puede ser más fuerte que el razonamiento, que su ambición más grande que su formación profesional, que su estupidez más que la mesura. El notario tarapotino nos ha demostrado fehacientemente cómo actúan aquellas personas aterrorizadas por la competencia. Su mediocridad y su desprecio social, expuesto abiertamente, han hecho que se arrincone solo. Probablemente muchos de los que reconocemos que el servicio notarial que brinda es A1, con un nivel que no tiene nada que envidiar a notarías de La Molina, Miraflores, San Isidro, recurramos a la competencia temporal -que se impuso contra viento y marea- solo por la conducta angurrienta que ha mostrado Cisneros Olano.
Pasando a otro tema, he llegado a la conclusión que debemos agradecer infinitamente a aquellos ciudadanos que aspiran ser alcaldes, presidentes; su grado de desprendimiento y vocación social es digna de toda admiración. Son capaces de brindarse en beneficio de la población, no les importa perder dinero, tiempo, trabajo, arriesgar la unidad familiar, patrimonio personal, empresarial, etc.
¿Acaso alguien cree que estar sosteniendo reuniones tediosas, interminables o destrozar canciones clásicas, como el “Ob-La-Di, Ob-La-Da” de The Beatles, como lo hace el candidato de un movimiento de izquierda al GORESAM o “Cariñito” de Los Hijos del Sol deformada por el candidato fujimorista a la alcaldía provincial de San Martín, no tienen un alto costo, además del económico, mental?
Cómo no agradecerles, si se pelean por servirnos, por conducir los destinos de nuestros pueblos, cómo no reconocer ese nivel de compromiso, cómo no sentir gratitud si están dispuestos a someterse a muchísimas limitaciones que implica la función pública, como por ejemplo contratar con el Estado, no creo que alguien piense que es sencillo dedicar 24 horas de trabajo por tan minúsculo sueldo.
Por tan grande desprendimiento deberíamos dejar de lado mezquindades y críticas a mansalva, lo voceados y auto lanzados candidatos son grandes ciudadanos cuyo único interés es servir desinteresadamente, con honestidad y transparencia a sus pueblos ¡¡Gracias totales!! (¿Se leyó sincero?).