Quién manda a quién en el sector educación, concretamente en la UGEL-Juanjui, donde 48 docentes fueron injustamente sancionados por el lapso de un mes por obra y gracia del director de la Ugel de esa localidad, a pesar de que el Director Regional de Educación de San Martín, asumiendo bajo su responsabilidad como primera autoridad educativa de la región, determinó dejar sin efecto esta sanción administrativa.
Pero el director de la Ugel, asumiendo la fórmula de papista: más papista que el papa, hace cumplir la sanción, fiel al autoritarismo de un sector como el MINEDU, que hace ratos fracasó en su política educativa.
El Minedu debe comprender que la educación no se imparte a puro sometimiento y autoritarismo. La educación no es un cuartel. Los maestros no son vestidos de soldados agarrando un fusil. El dilema de un soldado en el cuartel es obedecer, aun contra su voluntad. El dilema de un maestro es recibir y compartir conocimiento, enseñanza y experiencia pedagógica.
El magisterio agrupa a gente profesional con voluntades libres; agrupa a gente liberal en la dialéctica y el pensamiento. Ciertamente en el sector educación desde sus orígenes es foco infeccioso, donde salpican problemas agudos desde la parte administrativa, pedagógica y operativa. Las acciones de sus funcionarios poco o nada les importa la dignidad económica y profesional de un maestro; poco o nada les importa estabilizar una política remunerativa justa acorde con el costo de la canasta básica familiar; poco o nada les importa las luchas y demandas sindicales de los maestros.
Por ello actúan verticalmente, sin consideraciones de ningún tipo y con la única amenaza de sancionar y castigar a un maestro que reclama sus derechos estropeados por toda una historia de políticos que llegaron a la cumbre del poder del Estado, muchos de ellos con los votos aplastantes de los maestros.
Esta verticalidad pituca de los funcionarios del MINEDU se aprendieron fácilmente funcionarios subalternos de las ugeles en algunas partes del país, como el caso particular del funcionario de la Ugel-Juanjui, que fiel a la verticalidad del típico funcionario del MINEDU, dictaminó sanción para 48 docentes, omitiendo aun la disposición de su superior de la DRE, quien, con más profesionalismo y horinzontalidad, como debe ser de todo profesional en la educación, interpretó correctamente lo que son las medidas de lucha de los maestros.
Ya se dijo hasta la saciedad que las medidas de lucha como son las huelgas indefinidas, el maestro es consciente que al acatar esta medida, lógicamente es descontada por los días que no trabaja, pero de ahí a ser quitado una bonificación como el aguinaldo que fueron afectados todos los docentes que pertenecen a la Ugel San Martín, cuyo director cometió aquí también un despropósito; ahora producto de esta medida de lucha, el director de la Ugel-Juanjui, comete otro despropósito, como que estos señores nunca vivieron del sueldo de un maestro que es tan apremiante y desesperante.
Un profesional competente en un cargo directivo como las ugeles y las DRE, nunca deben poner en segunda, tercera o última categoría al maestro. El maestro así como el estudiante es la razón de ser de la educación, como tal el docente se merece la primera y la mejor atención.
Ojo también con el pago de la deuda social, que todo docente que tiene la sentencia ganada, se merece esta atención y no esperar llegar a una enfermedad crónica o terminal para que ese docente sea atendido.
Urge emprender una grande cruzada a favor de los derechos de los maestros, para que ninguna medida de lucha sea mellada y venida a menos por parte del Ministerio de Educación, ni mucho menos por parte de funcionarios subalternos, cuando es aquí donde debe demostrar ese funcionario que en algún momento fue maestro de aula, que en honor a ese pasado, que en honor a esa envestidura de ser maestro no cometa la actitud indigna de metamorfosearse para el mal y la indiferencia cuando llegan a ocupar cargos directivos pasajeros, convirtiéndose en enemigos de los maestros.
Faltan docentes en muchas instituciones y con la sanción de estos docentes, la “cura” se vuelve peor que la enfermedad. Si todos estamos precisamente contra todo tipo de improvisación, este director de la Ugel-juanjui, de ser cierto que está enviando a gente sin ninguna experiencia pedagógica a las aulas en reemplazo de los sancionados, es un atentado contra la enseñanza. De ser cierto esto, la improvisación, la injusticia y la verticalidad autoritaria seguirán haciéndole mucho daño a la educación en nuestras comunidades.