de tinta y papel
Luis Ordóñez
Columnista
Ciudad grande, centro de bullicio callejero. Parece imaginarse el común de los humanos.
Las calles de Miami tienen apariencias desérticas, con escasos vehículos circulando, con pocas personas andando en las anchas y coloridas veredas. Los escasos vehículos son advertidos por el sentido visual, como si la brisa marina del Atlántico se encargaría de trasladarlos. No existen sonidos roncos y mucho menos humaredas de los tubos de escape.
Las calles de San Isidro (por ejemplo), Lima, tienen cierta analogía en la intensidad del sonido de los vehículos. Esta intensidad no es igual, porque en Lima, simplemente es mayor. El traslado de camionetas y automóviles es silencioso, como en Miami; en cambio, la presencia de combis, custer y buses, en gran número en estado añejo, rompe el panorama arterial, que debería ser normal, convirtiéndola en bulliciosa, no solo por el llamado de pasajeros de los llenadores, sino también por el ronquido de los tubos de escapes; aunque, en realidad, este continuo bullicio es tolerable. A esta bulla aceptable, se agrega la presencia masiva de transeúntes, que por demás apiñados cruzan las esquinas, con el inminente riego de provocar accidentes. Las calles en otros distritos de Lima, como en Comas, la intensidad de la bulla es mayor.
Las calles de Tarapoto producen bullas de vehículos realmente insoportables (camionetas viejas, motocarros, motos lineales, motos deportivas, camiones que transitan por las calles centrales). Ninguna persona común y corriente, en su sano juicio, está de acuerdo con la bulla que generan estos vehículos. ¿Es que los conductores de éstos vehículos están fuera de sí, creyendo vivir en otro planeta?¿Los conductores de éstos vehículos no tiene una pizca de respeto por las demás personas?¿Los conductores de éstos vehículos son ermitaños, que carecen de familiares que los digan que está muy mal el acto de bulla pública que están haciendo?¿Los conductores de éstos vehículos desconocen el reglamento de tránsito?¿No existen autoridades en Tarapoto que velen por este bullicio callejero? ¿Las autoridades no escuchan semejante bullicio de éstos vehículos?
La percepción de que “ciudad grande es bulliciosa” no tiene asidero. Con ésta experiencia, se puede asegurar que “ciudad con gente culta, ciudad con calles silenciosas”, como debe de ser.