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domingo, mayo 5, 2024

La licencia social de un candidato

Alonso Ocampo
Columnista

Nombres de decenas de precandidatos a los gobiernos locales y al gobierno regional se vienen escuchando estos últimos días, más allá de cualquier valoración considero que cualquier aspirante a cargo público debería tener lo que denomino “licencia social” para postular en las próximas elecciones.

La “licencia social” pasa a ser ese elemento constitutivo de quien aspira alcanzar un cargo de elección popular además de ser sinónimo de vocación de servicio, podríamos coincidir que cualquier ánimo de trabajar desinteresadamente por su comunidad tiene que haberse mostrado en momentos previos a un proceso electoral.

Así pues la “licencia social” vendría a ser la preocupación que muestra un ciudadano común y corriente para tener la cualidad de postulante a cargo público, lo que en buen romance sería el haber mostrado preocupación por la administración pública desde el lugar en que se encuentre, entendiéndose por ello fiscalizar, proponer, aportar, criticar. Si somos conscientes que somos parte de un sistema electoral donde los partidos o agrupaciones políticas son coyunturales, se encuentra en nuestras manos evitar que también tengamos candidatos coyunturales.

Observando a nuestros pre candidatos fácilmente llegaremos a la conclusión que muy pocos tienen “licencia social”; la mayoría cree que por tener algo de dinero puede acceder a un cargo público, aunque valgan verdades, uno podría sospechar para qué postulan. Ello nos podría ayudar a descartar a tanto oportunista y candidato coyuntural, bastaría preguntarles cuándo y cuáles han sido sus aportes como ciudadanos a las políticas de gobierno locales y/o regionales a lo largo de los años, cuándo levantaron su voz para cuestionar o fiscalizar presuntos actos de corrupción, cuándo criticaron la incapacidad o incompetencia de nuestras autoridades o a las mismas gestiones, cuándo aportaron ideas o propuestas para el desarrollo de sus pueblos.

Ese ejercicio práctico nos podría ayudar a eliminar a un gran porcentaje de aspirantes, resulta claro que no se trata de tener más dinero o que nuestro club de amigos nos digan al oído que tenemos aceptación como postulante, ese es uno de los factores que determinan que no tengamos postulantes con raigambre y sintonía social que nos permita avizorar una propuesta que armonice con los intereses de la población. Ese escenario perverso ocasiona que alguien sin recursos para “invertir” en campaña no tenga la posibilidad de intentar una postulación porque las experiencias nos indican que desde el saque necesitaremos un presupuesto exorbitante. Claro que hay excepciones admirables y ejemplificantes, pero son los menos y sin lugar a dudas tendrán sus chances muy limitadas.

En cada ciudad existen hombres y mujeres de los cuales podríamos decir que son ciudadanos que tienen “licencia social” para ser postulantes a un cargo de elección popular, coherentes en su actuar personal y público, agentes activos en la agenda político social de sus pueblos. Lamentable e independientemente del factor económico a algunos sus nobles intenciones parecen no comulgar con algún tipo de participación político electoral.

Particularmente conozco gente que considero muy valiosa y que podrían aportar a sus pueblos, un magnífico ejemplo es Richard Dobson, inglés que vive más de una década en Moyobamba y cuyos aportes y preocupaciones permanentes por problemas de la ciudad en especial por la creación de espacios públicos. ciclovías y protección del medioambiente no solo lo han llevado a ser un incansable activista humanista, sino a convertirse en un ciudadano respetable. Ciudadanos con ese perfil aún existen en todas nuestras provincias, una vez identificados habría que convencerlos de que encabecen las listas de postulantes porque son gente que vive lo que pregona, que respetan las normas y participan activamente en la problemática general de sus provincias.

Ese es un claro ejemplo de “licencia social” y considero que por lo menos esa debe ser una exigencia que debería formular el elector a sus candidatos, alguien que jamás se preocupó por lo que ocurre en sus ciudades será difícil que tenga esa sensibilidad y sintonía una vez llegado al cargo, es más fácil predecir que serán otros sus intereses.

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