Por: Alonso Ocampo
En diciembre del 2009, en las instalaciones de la discoteca “Macumba”, me presentaron a Lenin Quevedo y luego de intercambiar puntos de vista, opiniones me invitó a participar como columnista eventual del diario Voces, posteriormente pasé a escribir todos los jueves durante estos años, jamás podría haberme imaginado lo trascendente que es tener espacio en un medio de comunicación.
En todo este tiempo ocurrieron en nuestro departamento más de mil cosas, y también en la vida personal de cada uno de nosotros. El más trascendente para mí es sin lugar a dudas el nacimiento de mi hijo Rodrigo y eso no solo significó una bendición sino la alegría inmensa de tener una personita que cada día me espera con una sonrisa en casa.
Hoy que tomé la decisión de darme un descanso de estos avatares “columnísticos” solo tengo palabras de agradecimiento a los que tuvieron la generosidad de leerme en este tiempo, a quienes me criticaron, a quienes me felicitaron, también a aquellas autoridades que se dieron el tiempo de contestarme o de aceptar con apertura las sugerencias que hacía desde este medio.
Mención aparte para los propietarios y plana directiva del diario “Voces” quienes nunca pusieron cortapisas o censuraron ni una sola palabra de mis columnas, aún cuando muchas de ellas diferían de su línea editorial o contrariaban posiciones cerradas de la provincia de San Martín, como todos saben soy moyobambino y era natural que también ejerza defensa de algunos derechos de la tierra que me vio nacer. Aún así jamás insinuaron alguna limitación al ejercicio de opinar libremente como lo hice todos los jueves durante casi cuatro años.
Escribir una columna de opinión es una gran responsabilidad, no solo por su contenido, sino por la forma cómo se hace, seguramente en algunas ocasiones habré cometido errores gramaticales, por lo que solo me queda ofrecerles disculpas, y si bien es cierto siempre argumentaba y sustentaba mi posición, lo cual significaba investigar un poco, había ocasiones en que mi ocupaciones laborales me dejaban tan poco tiempo que terminaba redactando un artículo que no me satisfacía al 100% y que llevaba algunas “fallitas” en su interior.
En principio esto es un hasta luego, pero uno no sabe qué por qué caminos nos llevará la vida, lo único que sé en este momento es que quiero disfrutar de mi familia, ir maravillándome con cada cosa nueva que logre mi hijo Rodrigo. Finalmente este tiempito adicional que ganaré también me permitirá involucrarme plenamente en mis asesorías las cuales también asumo como un permanente desafío.