La palabra hipotecar habló la ministra de economía el día de ayer en conferencia de prensa juntamente con el presidente Vizcarra. En alusión precisamente a los fondos de pensiones de millones de peruanos que reciben una miseria de hasta 15, 7 y 3.5 soles mensuales. Todo el sistema pensionario en el país está descabezado, porque los que más pagan tristemente las consecuencias de un gobierno abusivo como este y los anteriores, que apuntan con mayor prioridad y beneficio por los grandes monopolios y por los grandes millonarios del sistema bancario, somos de la clase social económicamente pobre.
Estos bonos que se entregó y aún está por entregarse desde que empezó esta pandemia es una estrategia psicosocial del gobierno, si bien es cierto, calma un momento la tormentosa necesidad de millones de peruanos. Pero, solamente queda ahí, en un calmante y en una fingida alegría temporal de los que recibieron o están por recibir.
La ministra de economía y el presidente varias veces mencionó en su conferencia que no podemos hipotecar al Perú. Lo correcto hubiera sido que mencionen de qué manera piensan no seguir hipotecando al Perú. El Perú desde la época Republicana está hipotecado. Los muchos gobiernos dictatoriales y militares que tuvimos, continuaban hipotecando al país; las supuestas democracias que venimos teniendo cada cinco años durante más de 30 años consecutivos, el país se hunde cada vez más con las hipotecas.
A fines de los años 90, el Perú tenía una deuda pública de 25,557.98 millones de dólares, quince años después, 2015, la deuda alcanzaba a 41,550 millones de dólares. Sin embargo, en ese mismo lapso, hemos pagado 69,969.85 millones de dólares.
En el 2018 la deuda pública en Perú fue de 49.880 millones de euros. Según el último dato publicado, la deuda per cápita en Perú en 2018, fue de 1.551 euros por habitante. En 2017 fue de 1.514 euros, produciéndose un incremento de la deuda por habitante de 37 euros.
Señor presidente Vizcarra y tu ministra de economía, no pretendan parecer como los bonachones y los grandemente generosos como para no pensar que ustedes saben cuál es el problema de fondo de nuestra economía. Lo saben, tanto es así que cautelosamente cuidan sus propios intereses económicos, de su familia, de su entorno; pero cuidar el interés económico de la población de todo el país, no lo hacen, y los anteriores jefes de Estado y gobiernos tampoco lo hicieron, porque tienen miedo de pelear con todos estos señores todo poderosos que se llaman: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), Corporación Andina de Fomento (CAF).
Internamente también tienen miedo de pelear con organismos financieros nacionales, conocidos como: Banco Central de Reserva, Superintendencia de Banca, Seguros y AFPs. Estos organismos son los que deciden la política económica interna. Estos señores, incluyendo las cajas y organismos financieros privados, cooperativas, incluso la misma Derrama Magisterial, son los que cobran altos intereses al ciudadano peruano, convirtiéndose en una vorágine del sistema usurero injusto y perverso.
La ministra además mencionó que no podemos sacrificar nuestra economía. Ustedes en cargos de altos ministerios, en cargos de sueldos vitalicios como son los ex jefes de Estado, ustedes en cargos de organismos públicos como el BCR, no sacrifican nada personal en absoluto, pues el sueldo que tienen es de 30 mil soles mensuales hacia arriba.
El pueblo, que le acuerdan solamente en los tiempos de elección electoral, ese pueblo, somos los que sacrificamos toda una vida. Mientras no haya un sistema económico horizontal, (lógico con algunas pequeñas diferencias de acuerdo a la cerrera y preparación de esa persona), no habrá salida a la agobiante miseria que sigue siendo una hipoteca, ya no del Perú como Nación únicamente, sino, cada peruano tiene ya hipotecado su destino.
¿Dónde está la salida? ¿En qué momento tiene que cambiar toda esta injusticia?
Ya se acabó el tiempo de seguir creyendo en los que intentan llegar al poder. Incluso los que llegan al Congreso, debe empezar por ahí, que aprueben leyes donde el peruano de a pie sea de verdad un gran proyecto económico de beneficio; que se acaben todo tipo de exoneración de impuesto de los grandes monopolios y universidades privadas.