Me encuentro visitando los pueblos para recoger información, documentos y testimonios antes que desaparezcan y contribuir a preservar los datos históricos relevantes de la región San Martín, y no con intenciones proselitistas para una candidatura a la gobernación regional o al Congreso, aunque uno nunca sabe.
Gracias a la profesora Elensith Lozano Trigozo, quien fue mi guía y anfitriona, el jueves pasado estuve en Cuñumbuqui y visitamos la Municipalidad Distrital y obtuve valiosísima información en unos archivos que ya están por desaparecer y que de milagro se conservan, problema gravísimo que enfrenta nuestro patrimonio documental y que a nadie parece importarle. Debo agradecer y reconocer a la Gerente de Desarrollo Social, doña Mirandith Hidalgo Dávila, quien nos atendió con amabilidad y diligencia.
Al crearse la provincia de Lamas en 1933, por gestión del parlamentario Víctor Manuel Arévalo Delgado, también se crea el distrito de Cuñumbuqui, por lo que el nombre oficial de esa jurisdicción y la localidad es tal como lo señala la ley y así también está expresado en la página web de esa municipalidad. Sin embargo, en la localidad se usan las denominaciones de Cuñumbuqui y Cuñumbuque. Mario Vargas Llosa, en su spot radial para las elecciones presidenciales del año 1990 corrompió el nombre al referirse al poblado como “Cuñembeque”, que no les cayó en gracia a los cuñumbuquinos. Si persistiera el uso del nombre de ´Cuñumbuque´ el gentilicio sería ´cuñumbuqueños´, y yo sería el primero en protestar.
Ese día alterné con Luis Antonio Gonzales Hidalgo (conocido como Lucho Guido), Isaac Ruiz Trigozo, Waldir Mori Ganoza, Rodman Mori Ruíz y la bella Elensith, y recordamos el pasado del pueblo, sus anécdotas y los apodos de la gente, como se estila en los pueblos. Por ejemplo, todos quienes tienen el nombre de Jorge ya nacen con un apodo adquirido: o son chías, vacilones, pichilines u otros. Cuñumbuqui sigue siendo la “Cuenca lechera del Bajo Mayo”, aunque la crianza estabulada y tecnificada del ganado vacuno se ha centrado en Juan Guerra y Tarapoto. Después de hacer un análisis del desempeño de los alcaldes todos coincidieron en reconocer al profesor Edgar Paredes Grández, como el mejor alcalde del que tienen recuerdo y en segundo lugar al abogado Wilian Ríos Trigozo.
Cuñumbuqui tiene hoy un serio y grave problema ambiental y es que la quebrada de Shitariyacu, donde se bañaba la población de manera expansiva, está contaminado por los desagües que provienen de la localidad de Zapatero siendo ahora un vertedero pestilente en extremo. La “Poza del amor”, testigo y cómplice de tantas declaraciones de amor y de encuentros furtivos y pasiones desencadenadas, es un recuerdo del pasado. Esto nos lleva a casi concluir que el turismo ecológico ya es una promesa frustrada, más aún cuando no hay decisión para recuperar las fajas marginales de los ríos, riachuelos y lagunas. Obviamente, de los alcaldes no esperamos decisiones ni soluciones. [Comunicando Bosque y Cultura].