Por: Lenin Quevedo Bardález
El regidor de la Municipalidad Provincial de San Martín, Manuel Aquino, ha dejado de existir. Desde hace varias semanas, se encontraba en la capital de la República, víctima de fuertes dolores, los mismos que fueron confirmándose como un mal avanzado. Recuerdo la última vez que lo vi en la ciudad de Tarapoto (al día siguiente viajaba a Lima para someterse a un tratamiento por fuertes dolores en el pecho), cuando llegó hasta mi vivienda en donde se encontraban un grupo de artistas que lo esperaban para conversar acerca de las propuestas para la feria del Libro de Tarapoto. Nadie podría presagiar que esa ser{ia la última vez que lo veríamos con vida.
Manuel fue un amante del rock y las artes, y su presencia fue permanente en actividades de esta naturaleza. Se convirtió en político, como él diría, por accidente y terminó realizando una labor productiva oara la provincia de San Martín, sin buscar los lucimientos a los que nos acostumbran los tradicionales.
Lo cierto es que a pesar de los pronósticos que hablaban de su recuperación, Manuel se ha ido y deja un importante legado de trabajo y esfuerzo.
El último post que en vida ocupó su muro en las redes sociales fue el siguiente: “Quiero dar gracias a todas las personas que me han manifestado su respaldo en momentos difíciles a todos aquellos que se acercaron a mi cama de forma espiritual y de forma material a mis hermanos Julio, Doris, María, Flor y José, mi más profundo agradecimiento y soy una prueba palpable de que los milagros si existen”. Se encontraba pues, aparentemente en un proceso de recuperación en el hospital Rebagliati de la capital de la República; no obstante no soportó más.
Ayer, nos enteramos de su muerte a través de un post de su hermano y compañero de trabajo Julio Aquino, que nos dejó pasmados: FUISTE UN GRAN HERMANO, COMO UN AMIGO, TUVIMOS GRANDES BATALLAS, GRANDES TRIUNFOS, AHORA NO SÉ QUÉ SERÁ SIN TI HERMANO, TE AMO MUCHO HERMANO, ME DEJAS UN GRAN VACÍO EN EL CORAZON. DESCANSA EN PAZ HERMANO MANUEL JESUS AQUINO PEZO.
No queda más qué decir.