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sábado, abril 27, 2024

“El misterioso Yanapuma” Muller Vásquez Gonzáles

Semblanza:

Joven escritor sanmartinense y compilador de una colección de mitos y leyendas amazónicas donde se rescata el lenguaje oral parte de la gran riqueza cultural del folklore de los pueblos selváticos, siguiendo los pasos de Francisco izquierdo Ríos y otros que introdujeron en la literatura peruana, gran parte de este conocimiento ancestral. Lo demuestra el hecho de las publicaciones de las novelas “Yacuruna” y “El árbol”.

La compilación y publicación de una “Antología literaria del cuento sanmartinense en su editorial “Trazos” incluyó treinta autores.

En “Yacuruna” la historia se enmarca en un escenario selvático donde los seres mitológicos, los hombres del monte y la naturaleza misma dan lugar a la existencia de un personaje ancestral; el Yacuruna: (Yacu = Agua, runa = Hombre).

Como en las novelas de Ciro Alegría, gran variedad de historias se entretejen dentro de la trama general; el misterioso Yacuruna, es una expresión que surge de esta novela.

En el imaginario popular se refleja al sentir y pensar del poblador selvático y éste se expresa en sus creencias que muchas veces se van transformando en leyendas como es el caso de este personaje que experimenta la metamorfosis de hombre muy extraño a bestia sagrada, mostrando de ese modo el lado oculto que tiene el hombre de convertir su envidia, ambición, odio, horror a lo desconocido, en un ser a veces venerado, temido, respetado y odiado en el misterioso y endiablado Yanapuma.
EL MISTERIOSOS
YANAPUMA

El Yanapuma antes era un hombre triste y solitario que vivía cerca del río, al costado de un pueblito de la selva. Nadie sabía su nombre.

La gente lo veía pasar por la única calle, antes del anochecer, todos los días. “Gente mala debe ser, por eso camina solo”, lo miraban con malicia.

Un día ocurrió una desgracia. Se celebraba una gran fiesta, cuando, al clarear el día, se escucharon gritos aterradores en la calle. Al salir, la gente vio algunos hombres en el suelo, muertos. “Del río salió un monstruo y nos atacó”, refirió un hombre herido, quien parecía ser el único sobreviviente.

Ante éstos sucesos sangrientos y extraños, según el clamor colectivo (aunque era fácil suponer que se trataba de un enfrentamiento entre dos familias rivales), la gente llegó a una conclusión: El culpable, definitivamente, vivía cerca, por el río. Entonces, provistos de antorchas y palos, violentos, irrumpieron en la casa del Yanapuma.

Este resistió sin inmutarse, dócil, concentrado en un canto lastimero. De pronto, retorciéndose, giró su cabeza con violencia. Ahí fue que le salieron garras y se convirtió en tigre, no en uno cualquiera; más bien en uno negro, negrísimo.

Y fue que su canto se hizo rugido, y sus pasos se perdieron en el bosque sin dejar rastro. Los hombres tuvieron miedo, por eso regresaron a sus casas; pero conforme pasaban las horas, iban preguntándose qué valor tendría la piel oscura del Yanapuma; de dónde había salido, qué representaba… la codicia los indujo a proveerse de sus lanzas e ir detrás de esa bestia para cazarla, quitarle la piel y mostrarla a los enemigos o a quien fuera, en señal de grandeza.

No fue sino hasta el anochecer que los hombres, en afán de caza, diseminados en grupos, oyeron los gritos de las mujeres y niños dejados en el pequeño poblado. De regreso, en la trocha, o cerca del río, o en las puertas de las casas, vieron los cadáveres que se extendían de variadas formas, todos Incompletos y con una característica en común: sin sesos.

Sumidos en el terror, agazapados cerca
de un árbol, se cubrieron las espaldas; en tanto, en lo alto de una roca, el Yanapuma rugió imponente. Ninguno se salvó de su ataque.

Desde entonces, dicen que esta fiera se alimenta de cerebros porque no entiende cómo los hombres a pesar de tener conciencia, siempre se dejan llevar por la venganza y la ambición.

Dicen también que los ojos del runapuma son como dos lunas que brillan en la noche, porque cuando este era humano, se ponía a mirar horas y horas la luna llena. Comentan de este maldito, su hijo de la luna aseguran algunos cazadores antiguos, aduciendo haberlo visto en lo más profundo de la selva, “Solito” anda; después cuando aparece la luna llena, se convierte en un tigre y así se queda un tiempo; después se hace gente otra vez. En efecto, pasado el plenilunio, no se sabe nada de este misterioso animal.

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