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lunes, abril 29, 2024

Aguano Muyuna o de su pueblo su gente

Unos kilómetros después de pasar el recodo del Chumía se abre ante la vista de los que viajan a Chazuta el centro poblado de Aguano Muyuna, a la margen derecha del río Huallaga. Los viajeros se dan cuenta que están acercándose al paraíso. Quienes viajan se llenan de una especie de emoción indescriptible porque viajar al lugar de la magia, como si se llegara a la tierra de las hadas, no es poca cosa. Ni Harry Potter habrá sentido esa emoción como nos ocurre a todos nosotros. Y el sábado pasado, fue un momento especial, porque mi destino era ese lugar para visitar a doña Josefina Shapiama Tananta (Chazuta, 04 de marzo de 1927) y a Wilter Gómez Shapiama, su hijo, personas singulares.

En esta visita me acompañó especialmente mi paisano Francisco Tapullima Yaicurima, excelente agente agrario de la Dirección Regional de Agricultura San Martín. El propósito fue también el conocer un poco más la historia del Aguano Muyuna, donde en los años sesenta mi señora madre fue maestra, cuando  reemplazó a la titular doña Alicia Flores. Fue en esos años cuando tuve una ligera conversación con don Casiano Shapiama Tanchiva quien me diría que era un hombre muy culto porque había visto todas las películas de Tarzán, anécdota que también lo publiqué en este diario.

Aguano Muyuna en los años cuarenta del siglo pasado apenas era una pascana y lugar de escala en el camino que lleva a Sauce, camino que existe hasta el día de hoy. Cuando los recién casados Juan Hipólito Gómez Navarro (Tarapoto) y doña Josefina, recién casados, llegan al lugar, en 1947, habían solamente tres casas, que eran de los hermanos Alejandro y Marcelino Chujutalli y don Ángel Amasifuén. Eran los años en que a Chazuta llegaban solamente por intereses comerciales, como lo sería por el barbasco que tuvo su momento entre los años cuarenta y los cincuenta. Recuerdo todavía haber visto las balsas que transportaban ese producto hacia el lejano Iquitos y que acoderaban en el puerto de doña Emperatriz Alvarado, matriarca de una familia extraordinaria. Doña Josefina nos habló con emoción de doña Sofía del Castillo de Bartra, esposa de don Reynaldo Bartra Alvarado, quien fuera su maestra. Doña Josefina fue una mujer cosmopolita: nació en el Brasil y en su adolescencia estuvo en Bolivia y en Chile, visitando el Morro de Arica, nos cuenta.

Donde se asienta el pueblo de Aguano Muyuna es una terraza de no más de seiscientos metros, y pese a los años no ha crecido más. El único cambio es el de las antiguas casas con techos de crisnejas a dos aguas a los de calamina, lo que le ha quitado belleza y naturalidad al paisaje. Los dos sectores del pueblo están separados por un acogedor puente que lleva el nombre de don José Hipólito. De Aguano Muyuna salieron extraordinarios futbolistas que jugaban en el club Alfonso Ugarte, verdaderos titanes, que le hacían temblar de miedo al equipo al que tenían enfrente.

Finalmente, no quería dejar de publicar el siguiente dato: doña Josefina recuerda, como si fuera ayer, que los malos pasos del Chumía y Vaquero se formaron el 13 de enero de 1941, con lo que podría dejarse definitivamente zanjado este tema, pus no hay testimonios escritos.  (Comunicando Bosque y Cultura – Organización para defender el ambiente y el rescate cultural de la Amazonía).

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