Recientemente he terminado de leer la obra de Carlos Paredes, titulado LA HORA FINAL, LA VERDAD SOBRE LA CAPTURA DE ABIMAEL GUZMÁN.
Siempre se armó todo un misterio sobre este personaje cabeza y líder máximo de Sendero Luminoso que dejó no solo miles de víctimas inocentes en el Perú, sino sobre todo una herida que siempre está permanentemente abierta, porque de esta captura del más grande genocida del Perú, los fujimoristas quisieron hacer creer que Fujimori y Montesinos eran los artífices de esta captura a tal grado que buen tiempo le mintieron al país que son los artífices de la paz.
El GEIN, que era creada por Benedicto Jiménez y un grupo más de oficiales, era mucho más práctica, mucho más estratégica y operativa que la DINCOTE. El GEIN realizó 11 operativos muy inteligentes, siendo la última que correspondía a la captura de Abimael Guzmán el 12 de setiembre de 1992.
Los oficiales del GEIN, pasaban horas, días, semanas y meses en permanente vigilancia a la gente subalterna de Sendero Luminoso, quienes asistían a su líder e intercambiaban planes y estrategias de asalto y muerte en el país.
Estos bravos oficiales del GEIN pasaban totalmente desapercibidos de la gente, pues se vestían de humildes barredores y obreros para mirar desde cierta distancia el lugar donde se encontraba el líder máximo de Sendero Luminoso.
Desde que se crea el GEIN en los últimos meses en el primer gobierno de Alan García, no era política de Estado, mucho menos recibían presupuesto respectivo; en el gobierno de Fujimori también existió una política de ausencia a la captura de Abimael, la asistencia con presupuesto también era nula. El servicio de inteligencia de los EE. UU era la más interesada en la captura del asesino y como tal asistía con presupuesto a este grupo aguerrido de oficiales del GEIN.
CLAVE EL SERVICIO DE INTELIGENCIA DE EE. UU
No siendo el interés y la asistencia económica de parte del servicio de inteligencia de EE. UU, de seguro no se hubiera dado la captura del más grande genocida del Perú, y la realidad nacional de seguro hubiera entrado a escenarios permanentes de violencia con más extremo y que a buena cuenta nos libramos gracias a Benedicto Jiménez y sus demás compañeros oficiales del GEIN, que sin la ayuda económica externa para que puedan mantenerse con la vigilancia permanente, no hubiesen dado con la captura del siglo como se dijo en su momento.
A la captura del líder de Sendero Luminoso, muchos querían darse el gran nombre entre ellos Montesinos y Ketin Vidal, éste último como jefe de la DINCOTE, trataba de subestimar el trabajo de hormiga del GEIN.
Lo único resaltante de Fujimori fue el ofrecimiento de recompensa de los 20 millones de soles que ofrecía por la cabeza del genocida, de ahí que quisieron hacer creer que puso fin a la violencia de Sendero Luminoso, es tan falso.
Lo honesto es que el país reconozca y que esté agradecido por el esfuerzo y sacrificio y el seguimiento inteligente del GEIN, compuesto por 89 oficiales y policías y tres mujeres, pues su táctica consistía en una frase que es muy imperante y sugestiva: “Ya no tenemos que capturar para luego probar, sino investigar hasta probar, para después capturar”. Esto compartió con sus compañeros con largos tiempos de vigilia y mucha paciencia de por medio que hicieron de este valor de la paciencia un arte y de la espera una virtud.
Además, la prédica como tesis de este grupo de oficiales fue: “Así como los senderistas tenían una doctrina y un líder indiscutible que los guiaba en su equivocado camino a construir eso que llamaban “la revolución del proletariado”, la Policía también debe tener líderes carismáticos para enfrentarlos con cierta opción de ganar la guerra.”
Esto fue la tesis del creador de este grupo de 89 oficiales, y que la juventud y la generación actual debe conocer para no dejarse engañar por los fujimoristas y demás politiqueros que miran solamente sus propios intereses y que siempre utilizan la captura de Abimael Guzmán como a río revuelto ganancia de pescadores, es decir, corear supuesta “paz” que generó Fujimori, cuando los que generaron la verdadera paz fue este grupo de 89 hombres del GEIN, que ni el gobierno de Alan, ni el gobierno de Fujimori, fueron capaces de enfrentar, ni mucho menos capaces de capturar al más grande terrorista de los 80 y los 90.