Se dice que, en los momentos difíciles de la vida, donde sentimos desesperación y angustia, es cuando el ser humano se sensibiliza a profundidad y los corazones duros pueden ablandarse como para hacer realidad la palabra solidaridad que deriva del sentimiento más hermoso denominado: amor.
Lamentamos recordarles y seguro que muchos de ustedes igual que nosotros lo están experimentando, es que de poco ha servido, poco, porque pensábamos que la lucha conjunta y el extendernos las manos iban a ser desbordantes, tanto como las palabras de ánimo por la mejoría de los que caíamos con el mal.
Ya muchas decepciones se han comprobado, pero sobre ello se siguen cometiendo negligencias, como es el caso de quienes tenían la responsabilidad de asegurar y respeto los protocolos de salud en todos los espacios y niveles del colectivo sanmartinese.
Ya qué importa (se podría decir de amargura e impotencia), ya es tarde para muchos que se fueron de este mundo implorando, para vivir. Claro, pero por supuesto que sí sirve para los que en estos momentos necesitan de atención médica, medicinas y mucha solidaridad, solidaridad en la lucha por sus vidas, para que estas no se desvanezcan y puedan seguir luchando por sus sueños junto a sus seres amados, en vida física.
Atención con prontitud, medicinas y una alta dosis de respeto por la vida a quienes lo necesiten.