Por: Ricardo Quevedo
Las acciones coyunturales como sigue:
Los temas electorales del país, su temática y metodología es como de siempre: tan clásica y tradicional, que los candidatos se vuelven más “humanos”, son más “solidarios”, son más “desprendidos”, son más “atentos”, son más “voluntariosos”, y están siempre en lugares donde saben que las personas le van a poner la mirada, y como hay aún personas que siguen creyendo en sus manifestaciones y promesas, a extremos que están tras los pasos cual ovejas perdidas siguiendo al “dadivoso pastor”.
Lo cierto es que desde que somos un país en democracia, el candidato tiene el libre albedrío de prometer, prometer y seguir prometiendo. Lanza cual versión de la coyuntura de la sociedad de algo que le está faltando. Miran las necesidades domésticas del hogar y ensayan por ahí una promesa, como está tan fresco el ensayo que hizo el hoy burgués y gran capitalista de la derecha, Ollanta Humala, y que al ensayar sobre el balón de gas de que su precio debe bajar ni bien estrena su gobierno al precio de 12 soles desde los 40 soles que fue cuando prometió bajar, hoy no solamente incumplió, sino que el precio del balón de gas ahora está por los 45 soles.
No nos olvidemos que Fujimori, García y Toledo, llegaron al poder por los mismos ensayos que hicieron en su momento. El primero prometió independizarse de los estragos y condicionamientos del capital mundial, llegado al poder hizo todo lo contrario; los dos últimos ensayaron sobre una política educativa catastrófica, llegado al poder, lo catastrófico de la educación sigue manteniéndose. De Ollanta Humala fue su segundo ensayo este tema de la educación, y hay un candidato presidencial para el 2016, que viene desde años soñando con ser primer mandatario.
Es dueño de muchas filiales de su monopólica universidad privada que es utilizada como denominación al gran personaje de la literatura poética “César Vallejo”. Cuya denominación es un despropósito, pues nuestro poeta César Vallejo nunca se lucró a costa de la pobreza como el dueño de aquella universidad privada y cree que sus universidades le da el pase para ganarse el derecho de seguir soñando queriendo ser presidente de la nación.
Yo le aconsejo señor que siga amasando más fortuna a costa de la pobreza de los peruanos, instalando más filiales de su universidad privada en el país. Si manifiesta que se levantó de la pobreza desde un pueblo humilde de la sierra norte, haga honor señor a ese origen desde sus grandes monopólicas universidades privadas de la educación, que también eres otro de los candidatos que tiene como ensayo al sector educación.
Maestro peruano, déjate ya de “vainas”, como decía Grundel en su campaña anterior. Ya se acabaron los tiempos de seguir creyendo a los candidatos, llámese estos locales, regionales o nacionales. Es tiempo que vivamos nuestra propia realidad social, política y profesional. Nadie te da nada, si no estás preparado, como que tampoco ningún candidato hará esto y lo otro como lo ensayan en sus campañas. Si algo hacen de lo que prometen, no es porque sean fieles a lo que prometieron, tampoco porque sean consecuentes, simplemente hacen las cosas porque el Estado que ellos administran una vez que sean gobierno, tiene un gran patrimonio económico producto de los impuestos de cada negocio y de cada ciudadano del país; no es pues ningún desprendimiento apoteósico de parte de ellos.
Además este patrimonio económico que tiene el ESTADO, adicional a lo que los ciudadanos le damos con nuestro esfuerzo y sacrificio, las autoridades que salen elegidas administran capitales adicionales para que ingrese al Estado, con miras a la mejora del bienestar social de los peruanos, y que muchos no lo hacen, añadiéndose esto como un delito de lesa administración, más el incumplimiento de las promesas por la incompetencia que tienen al cruzarse y comprometerse con nuevas realidades sociales y económicas que cuando eran candidatos lo criticaban.
En fin, ciudadano peruano, tu voto en estas elecciones próximas de octubre y del 2016, debe ser no por el candidato que piensa tener derecho para exigir tu voto; no por el candidato que amasó fortuna a costa de la educación, sin embargo habla a favor de este sector; no por el candidato que florea al verbo de una manera asombrosa; no por el candidato que tartamudea; no por el candidato empresario; no por el candidato que se vuelve atento y sociable de la noche a la mañana; no por el candidato simpático y que ríe bonito.
¡Vota por ti ciudadano peruano! Ya sabes a qué me refiero.