No está en la cantidad de cámaras legislativas del Congreso, como tampoco está en la cantidad de ministerios del poder ejecutivo ni en la cantidad de salas del poder judicial, la efectividad que tanto se espera.
Estos tres responden a los tres poderes del Estado, cuestionados estos últimos tiempos hasta la saciedad, no por la existencia de los mismos, que son instituciones relevantes, sino el gran problema está en los que la ocupan que son en la mayoría de ellos no solo devaluados, sino sobre todo vacíos de valores y de principios de justicia y honestidad.
Se pretende volver a la bicameralidad, cuando en su momento que eran 260 personas distribuidas en cámaras de diputados y cámara de senadores, no hicieron lo que hoy pretenden hacer y no se registran hechos con esta cantidad de funcionarios que en algún momento del cercano o lejano pasado podríamos haber estado mejor como país, mejor como economía, mejor como educación y salud, mejor como ciudadanos. No registra nuestra historia ninguna calidad con esta cantidad de personas en estas cámaras.
El vocero de prensa decía cuando reinaba el fujimorismo en el Congreso el 2018: “Rosa María Bartra anotó, en reiteradas ocasiones que lo aprobado no era el texto definitivo porque podría experimentar algunos cambios en los próximos días o en el próximo Pleno que debatiría y aprobaría el proyecto de ley que establece el Sistema Bicameral, que reemplazaría al Unicameral después de 25 años de vigencia”.
Ahorita ya son 30 años del sistema unicameral. En su momento esta señora Bartra que era la escudera de Keiko, no dijo por causa de quién el Perú tenía una sola cámara; jamás mencionó el autogolpe de Alberto Fujimori del 5 de abril de 1992; tampoco dijo que el jefe y dictador y ahora reo Fujimori, era malo, imposición o dictadura de la manera como cerró el Congreso en aquel entonces que produjo el nacimiento de una Constitución excluyente, marginal, monopólica y apuntando en una sola dirección de beneficiados que son para los pocos y grandes capitalistas.
Si para Fujimori era lo más absurdo dos cámaras, pues por ello le cerró porque decía que en esas cámaras se cocinaban la corrupción y la mafia; el remedio resultó ser peor que la enfermedad. Entonces ¿Por qué les nació la “brillante idea” cuando eran mayoría en el Congreso de querer volver a dos cámaras? Es decir, una cámara de 130 diputados y 50 senadores.
BENEFICIOS PARA EL GRUPO POLÍTICO
Aquí no hay amor al chancho sino a los chicharrones; es decir, no les importa el beneficio país, y nunca legislaron en bien de los ciudadanos cuando eran mayoría, únicamente querían las mejores oportunidades legislativas para eternizarse en el poder, tan igual y hasta peor en ambiciones son los integrantes de este actual Congreso que vienen preparando toda la argumentación jurídica para que la siguiente legislatura lo debatan para su aprobación y de ser aprobado por mayoría se estaría retornando una vez más a dos cenáculos de las gallinas de los huevos de oro.
Se afirma que la lógica y las acciones legislativas de la cámara de senadores es hacer el papel de confirmar o rechazar lo que en la cámara de diputados aprueban una ley, en este contexto lo que debe prevalecer no es la cantidad de cámaras sino la calidad de los que la conducen y la calidad del proyecto de ley que beneficie a la mayoría de la ciudadanía.
Pretenden hacer por analogía algo así como el Tribunal Constitucional, donde alguien que es sentenciado a un par de años por instancias judiciales menores o una empresa que es declarada perdedora para pagar impuestos por ejemplo (que hay muchas), al acudir al TC, si los jueces de esta tribuna jurídica más alta están parcializados con el demandado o demandada, le dan por ganador y la impunidad sigue reinando como es la característica de hechos que ocurren en el país.
Además, en estas últimas décadas, sobre todo los últimos 30 años en lo que, a resultados de la política y los actores mismos de la política, todo se vino abajo, no hay ninguno que participa en estos momentos en la escena política que esté libre de procesos judiciales y de valores, como tal están totalmente descalificados para seguir desempeñándose como tales, ni como congresista o diputados ni mucho menos como senadores si acaso lo aprobarían.