Hasta este mes de julio del año 2022 todavía sigue frío el escenario político tarapotino con miras a las elecciones de octubre próximo. Muchos dicen que seguimos en “más de lo mismo”, porque todavía no hemos tenido un alcalde que tuviera visión de territorio, y ser conocidos como solo “buenas gentes” no ayuda para el desarrollo.
Tarapoto, en este mes de julio, está a la expectativa de cómo será la nueva Plaza de Armas que diseñó la gestión del arquitecto Tedy del Águila Gronerth. Se observa un trabajo intenso para terminar su remodelación antes de las elecciones porque fue un ofrecimiento de campaña. Los ciudadanos hemos estado enviando mensajes para que el Obelisco de Yashimura sea cambiado y retorne la otrora glorieta que se ubicaba en el centro de la plaza y que era algo que nos acercaba y nos vinculaba más, y no ese monolito frio, inerte, distante y ajeno a la idiosincrasia y manera de ser del ciudadano. Pero como los alcaldes no saben escuchar, de repente, una vez más podríamos estar predicando en el desierto. Y desgraciadamente el periodismo no ayuda, tal vez porque también tiene sus propios intereses y podrían haber convertido esta noble profesión en un negocio que daría buenos dividendos.
Gracias a documentos que vamos consiguiendo podemos testimoniar la historia de la ciudad, misión de “Comunicando Bosque y Cultura”, con el apoyo de “Los Wiwaneros Ancestrales” y la generosidad del diario Voces, empresa periodística al que agradecemos. Y una vez más nuestro reconocimiento al maestro Amílcar
Rodríguez del Águila (Rioja) quien, con generosidad y desprendimiento, nos permite consultar sus archivos, y ya es hora que la municipalidad que gestiona el ingeniero Henry Maldonado Flores, le rinda el reconocimiento que se merece, más aún cuando se acerca la celebración del aniversario de la “fundación” de la ciudad de Tarapoto, celebración que no estaría amparado con ninguna documentación, a no ser una referencia gaseosa de Antonio Raimondi, si es que no me equivoco. Pero si estamos pidiéndole algo a un a alcalde, podría ser, otras mil veces más, como ´pedirle peras al olmo´.
Vamos a recoger en esta meta de cien capítulos de “Historias de Tarapoto”, los hechos que se vinculan a la ciudad y su existencia dentro de lo que fue la Comandancia General de Maynas, en un estilo que sea fresco y documentado. Contamos con el valioso trabajo de Luis Antonio Eguiguren y otras fuentes, que le aportarán seriedad a la tarea que hemos emprendido y que ha enriquecido aún más nuestra biblioteca familiar. Y abundaremos con información de las familias Reátegui, Arévalo, Lozano, Gómez, Trigoso, del Águila, etc., gracias a los archivos que nos envió el amigo Federico Sarmiento Marchese, tataranieto de María Alegría Arias Bahamonde (Ecuador) y quien se casaría con el español don José Ignacio Morey Capdebou.
La historia de Tarapoto es emocionante. Lugar de tránsito de los viajeros europeos desde el siglo XVIII, en la primera década del siglo pasado en esta ciudad se cometería un crimen político de gran magnitud. (Comunicando Bosque y Cultura – Los Wiwaneros)