Por: Alfonso Delgado
Llegamos a Tarapoto, nos esperaba un clima muy agradable, ya que el “gringo” estaba tapado por bondadosas nubes que atenuaban un furioso sol por encima.
La noche estaba fresca y sobre cerca de las diez de la noche luego de unas hamburguesas nos fuimos sobre el pucho al concierto. Luego de algunas pifias la cosa empezó a andar y, los teloneros de Mermelada Pesada hicieron su aparición sobre un espléndido escenario, que hacían brotar luces muy bien acompasadas.
Ya con el Puma Rodríguez con unas chelas en la mano empezamos a botar la adrenalina que la espera había hecho acumular.
Si bien es cierto nos gustó la organización, pero el sonido de los amigos de Mermelada estaba recontra tela, no se le escuchaba al cantante que se le veía las venas de la garganta en el cuello de tanto hacer fuerza. Al pobre se le salió un carioco de tanto gritar.
Para ser sincero es la segunda vez que veo en el escenario a “Abuelo” Díaz, pero otra vez Andrés, un repertorio “muy fresa” (light), cuando esa noche pintaba para el rock. Pero en fin, cuando creo yo, en Tarapoto también deben haber otras bandas.
La cosa se puso sabrosa cuando los de Agit-c, subieron a la tarima unos chibolos bien ensambladitos con temas propios, con un cantante que lo mismo podría cantar rancheras o el heavy del más duro, un todo terreno en el escenario. Del saque se metieron a la gente al bolsillo con temas bien combinados, se dieron cuenta si el TRI estaba de plato de fondo es porque la gente vino a rockear.
El clímax llegó con ese “tren al sur” con unas guitarras que opacaron al teclado.
La gente dejó de beber, un poco, cuando “los plomos” de Lora empezaron a acomodar sus cosas en el escenario, se llevaron la batería y pusieron la propia. Ya preparados empezaron las tocadas con mezcla de blues y rock del auténtico, con un Alex Lora que conoce muy bien su oficio, cuando muchos creímos que la valla dejada por Agit-c era alta, de un solo salto el maestro se llevó de encuentro lo hecho por esos chicos.
Jugando con el público dándole “de pasarela” sus chiquitas a esas bandas y solistas edulcorados, metiéndose en política, rajando de la Bozo, etc, etc. Lora todo lo que quieras, pero eso si cantándole en esa noche a su “México lindo querido”, lo que fue coreado sin chistar por el respetable.
No voy hablar de lo que cantó por ustedes lo conocen mejor que yo, pero si que es un irredento, contestatario.
Mientras escribo esta nota Lora y su banda le toca a la gente de Mar del Plata en Argentina, con la misma pasión que lo hizo en Tarapoto. Por eso cuando le dije a mi hijo ve y tómale una foto por la zona Vip, éste a volver me dijo: “De lejos se le ve joven pero tiene muchas arrugas”, sonriéndole le dije que los rockeros mueren de pie y no de viejos.