Este es un tema muy poco tratado en forma abierta, como si el pene fuera algo malo o “sucio”, por lo que consideramos necesario aclarar algunos puntos.
Ante tantas dudas, trataremos este tema, que no debería ser tabú ni conversado en voz baja, ya que es muy importante saber cómo cuidar y qué hacer con el pene de los niños.
Todos los hombres tenemos uno (un pene) y tenemos bastante claro cuáles son los cuidados que requiere, que no son demasiados más allá de mantenerlo limpio.
Sin embargo, si preguntamos a los padres sobre cómo deben cuidar o hacer con el pene de su niño, ahí si no lo tenemos muy claro.
Las madres tienen las mismas dudas y a la mayoría no se les explica qué deben hacer con el pene de sus bebés.
Es muy frecuente que, en la consulta, tarde o temprano, digan «igual tenía que haber hecho algo, pero yo no lo he hecho y nunca se lo he tocado», en alusión al baño o al bajar la piel del prepucio e incluso mencionan «de eso no me pregunte, que eso lo debe hacer el padre «.
La primera diferencia entre el pene de un adulto y el de un bebé es que los niños tienen el prepucio (la piel que cubre) adherido al glande, está “pegado”.
Eso es lo normal.
No es un error de la naturaleza, no es un fallo de formación ni nada por el estilo.
Es la protección del glande y que, a partir de los 12 meses, y durante los primeros años, va desapareciendo (se va “despegando”).
LOS NIÑOS SON LOS PRIMEROS “AGENTES ANTIFIMOSIS”
Muchas madres se sorprenden cuando se les dice que no tienen que hacer nada que no sea abrir un poquito el prepucio por higiene, siempre sin forzar (si el niño pone cara de “¡Ay!”, es que se está forzando mucho).
Es como si las madres sintieran que no están haciendo nada por sus hijos, cuando podrían estar ayudándoles.
Es bueno saber, si alguna madre se queda con la sensación de que no está haciendo nada por su hijo, que los niños son los primeros “agentes antifimosis” (fimosis: cuando el prepucio, que es la piel que recubre el extremo del pene, no se retrae total o parcialmente e impide que el glande quede descubierto) y que además lo hacen de maravilla.
En el momento en que les quitas el pañal, empiezan a cogerse la piel del pene y a tirar hacia afuera, hacia el lado, a estirar, a toquetear, a meter el dedo por el agujerillo y a hacer cosas que cualquier padre seguramente no se haría a sí mismo para evitar el dolor posterior.
Con todas esas manipulaciones y, sobre todo, la que consiste en estirar el prepucio hacia afuera (y no hacia adentro), van eliminando adherencias y van solucionando la fimosis basada en las adherencias.
Al final del pene, en el extremo distal, pese a que la piel esté adherida, queda la abertura por la cual sale la orina.
En condiciones normales la orina sale sin problemas.
En caso de que el orificio sea demasiado pequeño, cabe la posibilidad de que la orina miccionada se acumule un poco bajo la piel y salga un «chorro» demasiado fino o que incluso gotee.
Esto es un problema porque suele ser molesto y porque las probabilidades de que se produzcan infecciones de orina, son altas.
En caso de que observe algo así, ahí le aconsejamos ir donde el Pediatra.
¿CÓMO LE LAVAMOS EL PENE?
El baño de los bebés puede hacerse cada día, generalmente.
La zona del pañal es recomendable limpiarla a diario, como mínimo una vez al día con agua y jabón.
Esta limpieza diaria comprende, también, el pene del niño… igual, con agua y jabón.
No hace falta usar gasas, ni algodón, ni antisépticos ni nada especial.
Se le lava con agua y jabón y listo.
¿HAY QUE ECHAR HACIA ATRÁS (“PELAR”) LA PIEL DEL PREPUCIO?
En el primer año, como ya se mencionó, la piel del prepucio está adherida al glande, así que es muy difícil (y a veces doloroso para el niño) echar hacia atrás esa piel.
Algunos pediatras, en su afán por solucionar esa fimosis natural antes de tiempo, aconsejan a los padres que vayan forzando la piel cada día para irlo bajando, para eliminar las adherencias y resolver la fimosis natural.
Algunas profesionales de la salud incluso se aventuran a tratar de solucionarlo ellos mismos en la consulta, dándole un tirón a la piel provocando, muchas veces, heridas y dolor.
Esta maniobra debe ser eliminada, descartada por dos motivos muy evidentes:
- No tiene sentido: El prepucio y el glande están adheridos y eso no es un problema, es algo normal.
- Porque lo último que se recomienda hacer si lo que se pretende es que una piel sea elástica es herirla, porque las heridas producen cicatrices y las cicatrices tienen siempre menos elasticidadque la piel sana e intacta.
Así que lo que hay que hacer (tampoco es necesario), es un intento de bajar la piel.
Sería algo así como tensar la piel muy suavemente, hasta donde de la piel.
No tiene que doler, no tiene que molestar, se hace despacio y suave.
Si el bebé hace una mueca de dolor, nos hemos pasado, hay que hacer menos fuerza.
Esto se hace simplemente por higiene.
A medida que vaya creciendo y la piel se vaya separando del glande la abertura será cada vez mayor y la piel cederá más fácilmente, pudiendo limpiar mejor la zona.
Con toda seguridad, ese momento llegará.
No hay que apresurarse, no tiene sentido.
Puede pasar meses o incluso años.
¿Años? Así es, hay niños a los que se les resuelve a los 3-4 años, otros tienen ya 6 y otros tienen 8 o más años cuando sin necesidad de operación no tienen ya fimosis.
Además, los especialistas recomiendan no operar hasta los 8 años, así que paciencia, no hay prisa.
Y esto es el mensaje sobre el cuidado del pene de su hijito:
No hay nada secreto: higiene y no forzar. Solo eso.
Hasta la próxima semana.
Pueden sugerir temas a tratar a través del WHATSAPP 9999 6 2366
Dr. HÉCTOR PEREDA SERNA – PEDIATRA
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