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martes, mayo 7, 2024

Despedida a Carlos García Rengifo

Conocí a ¨Carlín¨ en una academia de música. Yo impartía clases de guitarra y él impartía clases de teclado. Él siempre muy servicial y humilde. Cuando dejé de trabajar en dicho lugar, tuve que migrar a la capital para realizar mis estudios universitarios. 10 años después nos volvimos a encontrar como si fuéramos desconocidos totales. Yo estaba como investigador y él sería mi entrevistado, ni por el nombre ni por la cara pudimos reconocernos, quizás fueron los efectos de la cuarentena, reflexiono ahora. Mi interés en ese momento, se centró en el extinto grupo Acuario 5 de Tarapoto, y él era el bajista. En algún momento, cuando disminuyeron los contagios de coronavirus, sugerí reunir a los ex-miembros para hacer un poco de música. Una cosa lleva a la otra, dicen. Entonces, después de un mes de ensayos por diversión, terminé rehaciendo el Grupo 2000 de Tarapoto (lo explico a detalle en un artículo para Sounds and Colours de Reino Unido).

Carlín tocaba el teclado, y ya no el bajo como lo hizo en los años setentas en Grupo 2000, Acuario 5, Sonido 2000, Grupo Amor, Los Dexters de Uchiza, y muchos grupos más. Entre ensayos que, yo programaba de 7 a 9 de la noche, pero terminaban cerca de la medianoche, iba conociendo más de él y los demás músicos. Yo prestaba mucha atención a los procesos de escucha, de interpretación y más, de estos músicos que triplicaban mi edad, y yo me declaraba ignorante abiertamente, porque en toda mi formación universitaria como músico profesional nunca me hablaron de uno de los géneros musicales de mayor consumo a nivel nacional como es la cumbia, pero al mismo tiempo, me decía a mí mismo ¨si mis maestros no lo hicieron a pesar de la basta producción fonográfica en las provincias, es el momento preciso para que alguien les haga saber a través de un libro que no sea tan frío con el manejo de información, sino que haya sido escrito por alguien que esté viviendo este proceso¨.

Carlín ensayaba las canciones nota por nota y a pesar de la dificultad que tenía por escuchar los sonidos, los sacaba con total precisión. Tenía un timbre de voz muy dulce, no en vano hizo los coros de casi todas las canciones grabadas por las bandas ya mencionadas. Tenía una paciencia envidiable, porque mientras nosotros nos quejábamos que no sonábamos bien, Carlín aprovechaba en pulir sus melodías y acompañamientos.

Es momento de demostrar y darles el mismo valor a estos grandes de la música tropical, no solo a los artistas de Lima o el extranjero. El Rock de Acuario 5 fue tan genial como el de We All Together o Los Belkings. Lo mismo con la cumbia del Grupo 2000 que, si estos hubieran tenido giras por otros países, serían los pioneros en un estilo llamado quizás, Surf Tropical.

Carlín partió a la eternidad la tarde del 30 de enero de 2023, después de batallar por su vida en una UCI del Hospital II de Tarapoto, producto de un accidente de tránsito algunos días antes.

Que en paz descanses, maestro Carlín. Ya debes estar tocando con tu hermano Jaime García, tus compañeros Tulio Trigozo, James Lozano, Eduardo Masías y tantos otros grandes músicos que merecen igual reconocimiento.

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