Pareciera que el único problema de seguridad ciudadana para nuestra PNP, son los delincuentes que andan en sus motocicletas sin cascos, solo así se entiende el despliegue interdiario de más de 20 efectivos para castigar a estos terribles y avezados infractores del reglamento de tránsito.
El uso obligatorio del casco está normado, y es la PNP la llamada a vigilar su cumplimiento, eso nadie lo discute así como tampoco que si quebrantas la ley eres pasible de una multa, hasta ahí todo bien. Lo que no me queda muy en claro es porqué no demuestran igual energía para sancionar a quienes no tienen licencia de conducir, no tienen SOAT, a los que circulan sin luces o lo que es más grave aún a quienes conducen borrachos.
Si producto de no usar casco me parto la cabeza y finalmente muero en un accidente será de mi absoluta responsabilidad; pero si un borracho sin licencia, sin SOAT se ve involucrado en un accidente de tránsito no solo pone en riesgo su vida sino la de cualquiera que se le cruce en su camino. De otro lado las estadísticas nos indican que más del 80% de accidentes ocurren en horario nocturno, se entiende que ello sea así, porque el control policial se relaja y la noche es compañera ideal del alcohol.
La semana pasada alguien me contó que pasó un control policial sin licencia, porque no la tiene, y sin SOAT, lo hizo con total desfachatez, porque suponía – luego lo confirmó- que al llevar un casco sobre su cabeza no lo iban a intervenir, y así sucedió. Los que también circulan sin ningún control son los conductores de trimóviles, estoy seguro que muchos podríamos coincidir que la mayoría de ellos no cuenta con sus documentos en regla. Igualdad ante la ley es un término que empareja los derechos pero también nuestras obligaciones, pero parece que nuestra policía teme “chocar” con este sector económico de nuestras ciudades.
Tanto el Jefe de la PNP y sus efectivos deben estar felices porque el porcentaje de las papeletas que les corresponderá será significativo, desde acá les sugiero que mejor destinen esos fondos para la compra de SOAT de sus patrulleros o para que pongan en mediano estado a sus vehículos que andan con llantas totalmente gastadas, con frenos en mal estado y quién sabe qué otros desperfectos que ponen en riesgo la vida de los demás. Quién sanciona al sancionador sería la pregunta.
Dentro de poco saldrán a decir que el índice de intervenciones de la PNP San Martín se incrementó exponencialmente, sin embargo estoy seguro que cuando lo desagreguen más del 90% estará constituido por la imposición de papeletas. Nuestra PNP no es muy lista y proactiva para capturar delincuentes, impedir robos y tantas otras cosas que han hecho que la inseguridad ciudadana sea cada vez más latente, pero sí está demostrando una altísima efectividad a la hora de imponer papeletas a los “delincuentes sin casco”.
No es que haga apología de desacatar las normas, finalmente cada uno asume el riesgo de partirse el cráneo o de pagar su multa, pero tampoco me gustan aquellos puristas que salen a criticar con extrema dureza a quienes cuestionamos su uso, a aquellos solo me quedaría preguntarles desde cuándo usan casco, desde que se dispuso su obligatoriedad en la norma, desde que hay operativos policiales o porque desde siempre lo valoraron como un elemento indispensable de seguridad, también resulta válido preguntarse si es que creen que ese casco de 40 soles cumple medianamente ciertas especificaciones técnicas para que los proteja en caso de un accidente. Seguro que no.
Nadie usaba cascos dentro de la ciudad antes de los operativos policiales, consecuentemente no se trata de un apego cívico y ciudadano por el respeto y cumplimiento de las normas, solo se trata de un temor al pago de la multa.