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jueves, mayo 9, 2024

¿Dónde están los agricultores?

La “Encuesta Nacional Agropecuaria, 2022” nos trae informaciones terroríficas y deben obligar a profundas reflexiones. Por ejemplo, quienes se dedican a la producción agrícola son adultos mayores –un porcentaje significativo de ellos de la tercera edad–mientras los jóvenes están en las ciudades. Otro dato escalofriante es que los dedicados a la agricultura son personas con bajos niveles educativos. Acreditemos: el 85% tiene más de cuarenta años; el 51% solo nivel primario y el 8% nivel superior. Otros datos: el 93% de los agricultores no están asociados, 97% son de la agricultura familiar, 64% agricultura en secano, 91% sin crédito, 93% no pertenecen a ninguna asociación, solo el 7% recibieron capacitación y 4% asistencia técnica.

Este artículo lo escribo después de sostener una conversación con el ingeniero Leonardo Hidalgo Vigil. Lo acredito con la Encuesta que el ingeniero Antonio Arce García gentilmente me ha enviado. Pero dejemos los datos terroríficos y concentrémonos a nuestra realidad regional: de las cinco mil hectáreas de cultivos de la cuenca del Bajo Mayo ya solo quedan menos de 1,500 hectáreas, tanto que el Canal Cumbaza va a perder su importancia pues toda el área ha entrado en un proceso urbanizador que ya no tendría retroceso. Dentro de diez años el otrora bello paisaje del Bajo Mayo solo lo veremos en fotografías. Aquí tenemos un serio problema.

“Eso es hoy el agricultor castellano: santo condenado y guerrero sin gloria”, es una frase de una novela española que resumiría el cómo el Estado considera a la agricultura; o sea, la última rueda del coche. Y a todo esto se suma un aspecto casi ideológico de considerar a los agricultores como “pobres”. Contribuye a todo esto cuando quien dirige el sector económico y agrario es “especialista” de cafetín y pasa por ´experto´ y sin logros qué mostrar, por lo que el decisor político no debe dejarse sorprender por falsos currículos de farsantes profesionales.

La Encuesta Nacional Agropecuaria, 2022, debe dar lugar a profundas reflexiones y no solamente quedarse con la información estadística. Para generar un cambio en el sector agrario no es necesario inventar la pólvora. Existe toda una armazón legal y normativa para ello. Partamos de dar oportunidad a las personas idóneas para dirigirlo. Al respecto, he propuesto a las autoridades de los niveles regional y local algunas iniciativas. Del plano regional tuve ya la gentileza de una llamada desde el mismo nivel de la Gerencia Regional [A propósito, alguna vez estuve a cargo de la Gerencia Regional de Desarrollo Económico]. De la Municipalidad Provincial de Tarapoto solo tuve un contacto con el del sector social; del área del desarrollo económico hasta el momento no he tenido comunicaciones por lo que estoy solicitando a la señora alcaldesa el destino que tuvieron mis propuestas y cómo las trataron.

Que la alegría vuelva al campo. Generemos trabajo en el campo. Queremos estar, hombres y mujeres de todas las edades, entre los surcos y no en las ciudades y que consideremos a la agricultura como la actividad maravillosa que nos da de comer y que todos nos sintamos

agricultores. Y al Gobernador Regional le recomendaría que su gestión fortalezca el Comité de Gestión Regional Agrario (CGRA), pues no podrían haber otras oportunidades y designe para el sector productivo de su gestión a las personas realmente idóneas. El currículo no es suficiente; cuentan los antecedentes. (Comunicando Bosque y Cultura).

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