El último fin de semana, escuché con estupor, cómo el dirigente de una asociación de conservación de Caspizapa, admitía haber golpeado a un grupo de nativos por supuestamente no entender su idioma y por impedirles continuar con sus labores. Lo cierto es que los nativos de ese sector denunciaban que estaban destruyendo sus bosques comunales, que están ubicados en la localidad de Pampa Grande.
Segundo Nole Farfán, dirigente además de uno de los sindicatos de construcción civil de Juanjui, refirió envalentonado además que arrebataron las armas que les sirven a los nativos para realizar su caza tradicional. ¿Con qué autoridad?
Desde el otro lado, Milton Tuanama, dirigente de las comunidades nativas de Huallaga y El Dorado, refirió que si es que esta situación no se soluciona, ellos aplicarían su justicia ancestral. Lo que eso significa exactamente, dependerá del grado de desatención de las autoridades. Solo queremos indicar que desde este diario vamos varios días advirtiendo de esta crisis social, mientras que el Ministerio Público cierra sus ojos frente a los hechos.
Si es que algo pasa, será responsabilidad absoluta de quienes sabiendo, no hicieron absolutamente nada.