En los bosques latinoamericanos, a pesar de que a partir de la década de los 90 se ha empezado a quebrar la curva de deforestación, esto no ha parado. Aún en América del sur se deforesta 3.7 millones de ha al año (FRA, FAO 2000). Una de las formas de enfrentar la deforestación es la de incorporar alternativas de productos diferentes a la madera dentro del aprovechamiento de los bosques; por lo tanto se debe empezar a proponer e implementar un manejo diversificado de los bosques donde los productos desemejantes a la madera – no maderables – empiecen a tener una mayor relevancia.
En nuestra región es harto conocida la grave situación de los bosques latifoliados, Hasta 1989 la tasa de deforestación fue de 15,000 has/año, al 2007 esta tasa es de 50,000 has/año , llegando según el Gobierno Regional de San Martín a millón 327 mil hectáreas afectadas. Sumado a ello la tala ilegal de bosques para la extracción de madera y no menos importante el mal manejo forestal dentro de las concesiones forestales. Es evidente que nos encontramos en un escenario donde ir buscando alternativas de minimizar los efectos a los bosques es de urgencia.
Uso de productos no maderables
Los recursos no maderables vegetales procedentes del bosque han sido utilizados ancestralmente por las comunidades originarias en todo el mundo; en meso y sur américa empezar a hablar del manejo de los recursos forestales no maderables es mirar hacia las comunidades tanto indígenas como mestizas, rivereñas e inter-fluviales; quienes han hecho uso de no maderables tanto para la alimentación, la construcción de sus viviendas, y actualmente comercialización para satisfacción de necesidades básicas; con prácticas algunas sostenibles y otras altamente destructivas (como la de la tala de árboles frutales en Amazonía peruana); el proceso de la construcción del aprovechamiento sostenible de recursos forestales desemejantes a la madera debe iniciarse en estos centros poblados, pues la implementación gradual nos ayudará a sofisticar y aterrizar en planes de manejo sostenibles bien fundamentados y con experiencias validadas.
Dentro de los productos desemejantes a la madera están los no maderables vegetales, donde muy pocos están empezando a poner los ojos, incluso la academia, es decir, se están formulando tan solo lineamientos generales y algunas socializaciones de experiencias, esto debido a lo complejo de abordar el manejo de no maderables, por la diversidad de especies. Como ejemplo, tenemos el uso de las palmeras como el Aguaje Mauritia fleuxuosa (donde se usa hojas, tallos, frutos, fibra etc) el uso de lianas como el támishi Heteropsis jenmanii (se usa para amarrar los armazones de los techos de las casas rurales), el uso del Huasaí (palmito – chonta) y muchas otras especies y productos; dadas estas condiciones, impera la necesidad de bosquejar un proceso gradual que nos conduzca a un manejo de productos forestales vegetales diferentes a la madera.
Manejo de no maderables…… proceso gradual.
El manejo forestal maderable, ampliamente estudiado, tiene ya metodologías con variables determinadas, a pesar que siempre se van generando documentos y adaptaciones pero de forma y no de fondo. Por ejemplo, el área basal es una variable científica fundamental para los análisis estadísticos y las posteriores planificaciones, como POAs, tratamientos silviculturales, definición de volúmenes a extraer, etc. El reto de manejar no maderables es que no se han definido aún estos parámetros y variables; de allí la necesidad de que el proceso sea gradual, donde se deben empezar por medidas básicas de manejo y sobre ellas ir edificando la sofisticación de los planes de manejo.
Además instituir parámetros generales para manejar productos forestales desemejantes a la madera, es más complejo aún, pues las diferencias existentes no solo están en los productos, llámese: hojas, flores, latex – resinas, raíces, frutos, cortezas, lianas, fustes, etc; si no también en las especies; generalmente cada producto es de una tipo de especie disímil como la caso del Huasaí (Euterpe precatoria) donde se aprovecha el palmito (yema terminal comestible), y el (Irapay) Lepidocaryum tenue donde se aprovecha las hojas, y el caso del Aguaje (Mauritia Flexuosa) y donde se aprovecha frutos, hojas, tronco y muchas otras donde solo es el fruto. Sumado a ello la selva amazónica es rica en biodiversidad, posee millones de especies, pero es pobre en abundancia: salvo contadas excepciones, no hay muchos individuos de cada especie o están muy esparcidos en el territorio (Álvarez 2007). Nos encontramos en un panorama donde la gradualidad de los procesos sostenibles del aprovechamiento de los productos forestales desemejantes a la madera es primordial.
Algunos de los parámetros generales concretos son la abundancia, distribución y biología reproductiva. Esta información se puede conseguir de diversas fuentes incluyendo el conocimiento informal indígena y también de investigaciones científicas formales (FAO 2001), el tema que emerge son los presupuestos para implementar las metodologías de los estudios biométricos y los inventarios de los recursos, como mencionamos líneas arriba el manejo de los productos forestales no maderables empiezan en las comunidades rurales bosquesinas , es allí donde este se debe empezar a aterriza para la construcción de los planes de manejo de los productos forestales desemejantes a la madera.
Los productos forestales no maderables, son un amplio bagaje que se necesita aprovechar de manera sostenible, convirtiéndose en fuente de ingreso para muchas personas que viven cerca a los bosques y los empresarios que se interesan en invertir en ello; la guaraná es un producto no maderable de los bosques que se usa para la fabricación de gaseosas, existe muchos otros productos no maderables que están escondidos en los bosques y muchos de ellos de seguro desaparecidos por la deforestación, que esperan ser estudiados y manejados para un aprovechamiento sostenible que genere desarrollo.