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sábado, mayo 4, 2024

Intolerancia y Discriminación

nelson

Esta Semana Santa, sirvió para reflexionar lo que sucede en lo religioso y político. Hay quienes consideran que no debe haber sociedad plural, que no debe haber diversidad y tolerancia. En este sentido, leí el libro La Intolerancia y la Discriminación, de Percy Acuña Vigil, quien sintetiza estos conceptos con el objetivo de “proporcionar elementos de juicio para tender a dilucidar un concepto de ética política que tiene un lugar decisivo en la vida democrática” y también confesional.

El termino Tolerancia proviene del latín tolerare (sostener, soportar). Tolerancia significa el reconocimiento de puntos de vista y de principios externos, en particular en lo religioso. “Es una noción que define el grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla moral”. En cambio, la Intolerancia, es la actitud demostrada por el obispo de Juli (Puno), Mons. José María Ortega Trinidad, miembro de la Sociedad de la Sta. Cruz, afiliada al OPUS DEI, que ya no quiso que sigan en la Prelatura los padres de Maryknoll, quienes recibieron de la población un agradecimiento por la provechosa labor apostólica durante 65 años de estos hermanos misioneros.

El comportamiento de la jerarquía católica que ordena que se retiren de la Prelatura sin darles ninguna explicación, es un acto de intolerancia. “Su despido es parte de otras acciones contra instituciones eclesiales y contra laicos de la misma Prelatura, a quienes se les retira abruptamente y sin tener en cuenta sus beneficios sociales. Igualmente a otros laicos se los presiona y a muchos otros se los margina y maltrata” denuncia el autor de este libro. Me pregunto: ¿Sufrió Jesús la intolerancia en su época histórica?

Ahora, al referirnos a la Discriminación, señala Acuña Vigil, no olvidemos que, el Perú es un país racista y clasista; un país que discrimina. Tiene una estructura social, económica y política que se oscurece en la base. Está fragmentado para separar a los ‘blancos’ de los negros; a los ‘blancos’ de los cholos; a los ‘blancos’ de los nativos; al ‘clase alta’ del ‘clase baja’; al profesional del obrero. Pero, por la estrecha relación entre clase y raza, el racismo surge como el principal vicio de nuestra sociedad. Nuestro lenguaje ha sido pervertido hasta el punto que es normal insultar con adjetivos como ‘chino, cholo, negro o indio’, como si fuese cosa de todos los días. A los de la selva se les denomina “chunchos”, a los de la sierra “shishacos”. Insultos inaceptables.

La discriminación es internalizada al punto que somos incapaces de reaccionar ante ella. Existe racismo institucionalizado. Somos parte de un sistema que hoy se mantiene vivo retroalimentándose de las inequidades que genera cada día con el resultado de cada transacción y relación de poder (Legislativo versus Ejecutivo). La verdad es que somos un país discriminador, colectivamente. Es el mismo sistema sobre el cual se diseñan políticas educativas que buscan ‘civilizar’ a los nativos; educar a los salvajes; salvarlos de sus fantasías andinas y selváticas. Por eso es que la currícula educativa está repleta de materias irrelevantes para la realidad andina o amazónica; desprovista de historia local y reafirmaciones de la identidad de las etnias o grupos que hacen al Perú lo que es. “El cambio es la única constante”. ¿Tendrá razón este autor?

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