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domingo, abril 28, 2024

Parto sin violencia

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Cuando hablamos de violencia contra la mujer, quiero reflexionar desde el espacio del embarazo y el nacimiento del bebe.

Cuando este acto se desvaloriza y es sujeto de procedimientos e intervenciones rutinarias y limitantes, que no consideran diferencias, ni individualidades, sin tomar en cuenta los deseos y necesidades de sus protagonistas: la pareja y el bebe.

Desde el embarazo, cuando la noticia de la llegada de un bebe nos alborota de alegría e inmediatamente nos llenan de prohibiciones alentándonos al reposo, mutilándonos como si fuese un estado de enfermedad, desde los amigos con sus experiencias asociadas a una pérdida de la individualidad que exige silencio con relatos que inmovilizan, lejos de alentar y vivir la sensación de crecimiento de triunfo, cuando has participado y disfrutado de tu embarazo, y en el parto has ayudado a tu hijo a nacer, siendo tu canal del parto un ritual de amor de iniciación que todo ser humano necesita para terminar de madurar e iniciar una vida óptima fuera del útero de mamá.

Ah, pero no solo nuestro entorno, también existen muchos profesionales alrededor del cuidado de la gestante con este sentimiento de prohibiciones, estudios excesivos y medicamentos innecesarios, apareciendo advertencias que presuponen cuidado. Felizmente las políticas de salud y muchos profesionales de vanguardia, gracias a los adelantos sobre medicina fetal y desarrollo neurológico, implicancias desde el embarazo, alientan a vivir al embarazo como la etapa más plena de la vida de una pareja; es una etapa que no te impedirá casi nada y que debe ser vivida con placer y con permisos, trabajo, estudios, deportes, vida sexual, todo con un asesoramiento profesional que evalúe, proponga y fomente estilos saludables en la gestante, con un asesor de educación para el parto desde el inicio de tu embarazo.

En la sala de Crecer Feliz, de educación para el nacimiento, el esposo es escuchado y es incluido en el programa, porque si bien el embarazo está instalado en el cuerpo de la mujer, en realidad les pertenece a los dos; el hombre está bastante propenso a participar, pero somos la sociedad, los amigos, quienes transgredimos este derecho de la mujer y alentamos a su ausencia creando dudas en su participación; nos es muy familiar escuchar el comentario, participaré en el parto, y la respuesta inmediata “te desmayaras con tanta sangre, te atenderán a ti y descuidarán a tu esposa y al bebe”, creando desaliento; los profesionales de salud lo dejamos afuera haciendo que se retire constantemente, y en muchas instituciones no los dejan participar de su parto, vulnerando el derecho de la gestante de acompañamiento de su pareja.

Debemos respetar sus derechos, el y ella estarán listos, si así lo desean; su presencia, sus caricias, su aliento, son un soporte magnifico para la mujer en el momento de parir a vuestro hijo.

Los profesionales y la sociedad deben conocer una marcada diferencia entre la experiencia del parto con sensaciones de dolor por la intensidad de las contracciones y la proximidad del parto, versus un parto lleno de emociones, de sufrimiento; el primero es una situación física displacentera y el segundo está asociado a las emociones, al miedo, a la pérdida, al abandono, donde la mujer es sometida, inmovilizada, en función a un parto conducido que exigirá quietud, silencio y obediencia, acompañada de procedimientos robotizados indiferentes a la esencia del ser humano.

Intentamos en esta reflexión restablecer la dignidad, el respeto, la continencia, el placer, los permisos y la tolerancia a una mujer parturienta; el cuerpo de la mujer es una cajita de resonancia de emociones para el bebe, disfrutar su embarazo, acudir a hacer gimnasia, estimulación al bebe en la barriguita, son cosas que se debe hacer; asistir a sus clases de educación para el parto , donde aprende ha resolver sus miedos, lo que implica asumir el temor y el dolor como una realidad que ella puede transitar de acuerdo a su umbral de sensibilidad pero con la que puede operar y no paralizarse; en las sesiones personalizadas hablamos con la pareja y aprendemos hablar de sus temores, esto disminuirá el efecto adverso.

Los centros de atención del parto, deben dar continencia afectiva al proceso del parto, acompañarla en esta aventura de sensaciones, donde podrá disfrutar el hecho de dar vida, esto conducirá al placer del expulsivo con el estallido del llanto de nuestro bebe; respetemos el cuerpo de la mujer y no pensemos o no hagamos de los cursos de preparación para la gestante lugares donde una mujer “aprende a portarse bien en el parto”, violentando sus derechos, el de la pareja y del bebe.

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